RENFE paga a la SGAE 232.159 euros de canon

Determinados extremos resultan ya delirantes. De acuerdo que los artistas han de vivir de su trabajo. De acuerdo que eso de escuchar gratis lo que a otros les ha supuesto un esfuerzo ingente no está bien. Pero… 231.159 euros a RENFE por dar la opción de que sus pasajeros escuchen música en los trenes suena un tanto excesivo.

Desde luego, cuando un servidor viaja, gusta de escuchar música. Es más: determinados paisajes tienen ya su “banda sonora”, a base de repetirse una canción cada vez que paso por ellos. Pero es una música que escucho en mi reproductor, por el que he pagado, y se trata de una música por la que ya he desembolsado un precio.

Entiendo que la empresa de transporte ferroviario refleja en el precio del billete el coste de los derechos de autor de la música que podemos o no escuchar. De este modo, pago por la música que oigo y por la que no oigo, pero podría oír. Es como decir que si voy a un concierto pago y si no voy, aunque pudiera ir, también debo pagar.

Una adjudicación poco transparente

El precio que ha pagado RENFE figura en un anuncio de adjudicación de la empresa pública, un proceso que se negociaba sin publicidad el verano pasado y en el que el órgano de contratación ha de solicitar ofertas de “al menos tres empresas capacitadas para la realización del objeto del contrato, siempre que ello sea posible”, tal como reza en un manual de la Universidad de Granada. La empresa pública sólo recibía la oferta de la SGAE.

Del mismo modo, RENFE pagaba, en 2012, 30.096 euros a la Asociación de gestión de derechos intelectuales (AGEDI) y 28.916 euros a “artistas, intérpretes o ejecutantes”, tal y como recogen otras licitaciones.

Si escuchas pagas, si no escuchas… también

La operadora ofrece la posibilidad de escuchar música en los trenes Alaris, Altaria, AVE, Alvia, Euromed, Arco y Talgo, algo en lo que no se diferencia de otras compañías, como la RZhD rusa o la SNFC francesa, entre otras.

Son cuatro los canales de audio que ofrece la compañía a bordo de sus trenes: musical, temático (en el que se describen diferentes parajes españoles), una selección de relatos cortos y poesía y una agenda de cultura y ocio.

Música de bajo coste

Desde la empresa afirman que el hilo musical ofrece “clásicos asequibles como Bach, Mozart, óperas conocidas, bandas sonoras de películas, jazz, blues, pop/rock clásico”. Además, buena parte de la música que podemos oír en los trenes es de dominio público.

La Ley de Propiedad Intelectual establece que los derechos de autor duran toda la vida de éste y, según falleciera antes o después de 1987, 80 o 70 años.

Pero, independientemente lo que dicte la ley, quiero reiterar que, por el mero hecho de llevar nuestro propio reproductor en un tren o por no hacer uso del hilo musical, pagamos por la música que consumimos y por la que podríamos consumir. Y luego los responsables de la SGAE no querrán que los llamemos piratas…