Ruta de las Caras: unión de lo místico y la historia

Si somos amantes del senderismo y la naturaleza, y queremos además disfrutar de unas vistas únicas e inolvidables, van a disfrutar con la apuesta que hoy les traemos, la Ruta de las Caras. Situada entre los municipios de Entrepeñas y Buendía, en la provincia de Cuenca.

Se trata de un paraje formado por pinares y rocas areniscas, algo que los ciudadanos de la localidad aprovecharon para crear sus propias obras de arte: esculturas y bajo relieves de 1 a 8 metros de altura. Un hobby que se ha terminado por convertir en un recorrido que nos transporta a culturas y civilizaciones propias de la India o el Antiguo Egipto, aunque también algo místico y oscuro, como el caso de su cráneo al final del recorrido.

Cráneo de la Ruta de las caras
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Recorrido turístico para toda la familia

Se trata de un paseo que conecta Buendía con su pantano, por lo que resulta agradable caminar por él. La zona está acondicionada y cuenta con escasos desniveles, salvo zonas que se sitúan cerca del pantano, más rocosas y escarpadas.

Con el nombre ya podemos hacernos una idea de lo que vamos a encontrar. Rostros que nos evocan otros lugares y otros tiempos. Unas imágenes estáticas, en posición frontal pero con una leve sonrisa, dependiendo de la posición en la que nos coloquemos para observarla.

Se trata de una técnica arcaica empleada por algunos artistas de la piedra para hacer que la escultura cambie levemente según la orientación. Un toque característico y único que los autores locales de Buendía aprendieron a trabajar para dar vida a estas obras únicas en el mundo.

Pantano de Buendía

Al estar localizado en Buendía, provincia de Cuenca, próximo a Madrid y Guadalajara, este lugar es propicio para aprovechar y descansar de la ciudad en un paraje de vistas inolvidables, que muchos han pasado a denominar el Mar de Castilla.

Es agradable recorrer la senda de la Ruta de las Caras, pero más aún sabiendo que al finalizar, encontraremos todo un oasis. El Pantano de Buendía se abrirá ante nosotros en la última curva para ofrecernos un agua clara y azul. Una postal que parece recordar a una isla con sus calas semiocultas y poco conocidas.

Un remanso de paz que podemos completar con otras rutas por la Sierra de Altomira, perfectamente señalizadas y en donde nuevas postales volverán a cautivarnos. Además, tenemos la posibilidad de escoger entre caminatas de medio y largo recorrido, dependiendo del tiempo y nuestro ánimo como aventureros.