Escapadas por Andalucía

Ahora que llega el tiempo de hacer escapadas con nuestros amigos y con nuestros seres queridos, es hora de que comencemos a plantearnos seriamente cual será el destino de nuestro próximo viaje de fin de semana. Seguro que sea cual sea el destino que elijamos, nuestro objetivo será el mismo ya que el principal motivo por el que solemos viajar y hacer este tipo de escapadas de fin de semana es para desconectar, relajarnos y divertirnos.

Pero si además de poder cumplir con todos esos objetivos, podemos escaparnos a lugares hermosos, mucho mejor. ¿Y qué tal si elegimos  Andalucía como destino de nuestra escapada? Andalucía ha sido siempre uno de los destinos preferidos por los turistas de nuestro país para hacer escapadas de unos días. Y las razones son muy numerosas ya que cada una de las provincias, ciudades y localidades andaluzas tiene algo mágico que ofrecernos y que seguro que no encontraremos en otro lugar.

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Los encantos de la Verde Erín

Se dice que Irlanda fue descubierta por un español que iba a descubrir América y se equivocó de ruta. Cierto: se dice en broma, pero la chanza esconde un punto de realidad, en este caso, muy agradable.

La vida, con calma

El motivo de la afirmación es el carácter del irlandés medio y la forma de afrontar la vida que tiene: siempre vamos a oír de sus labios el “take it easy” (llévalo con calma) y es que el “easy going” (llevar la vida sin apuros) es una forma de filosofía que se aplica, tal vez, más en Irlanda que en España.

Pero, además del carácter agradable y tranquilo de los isleños, Eire posee una serie de atractivos que la hacen uno de los destinos de ensueño por excelencia, sobre todo si deseamos escapar del agobio de los calores estivales.

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Dos lenguas, mil acentos

Para empezar, si deseamos recrearnos en un paisaje infinitamente verde (no en vano se la llama la Isla Esmeralda), debemos visitar el “countryside” (las zonas rurales). O no. Es complicado, incluso en alguna de las ciudades más grandes del país, dar un paseo si toparse con jardines o parque extremadamente cuidados.

Pero no sólo de la Naturaleza vive Erín: la riqueza cultural merece –y tiene- bibliotecas, ya que no libros: la cultura celta está muy presente en gentes, calles, literatura, monumentos, música e idioma.

Comenzamos por el final: los irlandeses –todos- hablan inglés, eso sí, con una característica muy especial: el acento. Cierto es que todos empleamos uno u otro acento al hablar nuestra lengua (sí: tú también, aunque no lo creas), pero lo de este país es un extremo: en apenas dos kilómetros cambian por completo entonación y sonidos. Pero si de cultura celta se trata, sobre todo en la zona del Sur sigue hablándose el gaélico, una lengua celta.

Celtas contemporáneos

Como celtas son también mucha de las leyendas que saben contar los lugareños –sólo un irlandés debería tener permiso para hablar de los leprechaun– y celta la música tradicional, por mucho que se empeñen los seguidores de U2.

Además, Irlanda tiene cierto sabor medieval, que percibiremos visitado sus castillos, algunos muy bien conservados y sin fantasma, no como sus homólogos escoceses, que parece que necesitan un tipo cubierto con una sábana y arrastrando cadenas para ser atractivos.

El don de la piedra de Blarney

De entre los catillos Irlandeses destacaremos el de Blarney, donde hay una roca de la que dice la leyenda que, si la besas, recibes el don de la elocuencia. Lo malo es que la piedrecita está puesta de tal forma que tienes que suspender medio cuerpo a una altura suficiente como para que si te caes, sea preferible saber volar que hablar.

Se nos quedan muchas cosas en el tintero, pero es preferible quedarse con hambre a empacharse ¿Cómo? (…) ¿Impaciente?  Take it easy, man.

De escapada gastronómica por Córdoba

Si por algo se caracteriza la gastronomía en la Península es gracias a miles de años de historia y decenas de pueblos que con sus culturas han importado o modificado cada una de las recetas. Consiguiendo infinidad de variaciones de una misma receta según se situaran en los distintos puntos cardinales de nuestro país.

Si hay un lugar en España donde más nos podemos encontrar este caso, esa es la bella Córdoba. Una de las ciudades más ricas en cuanto legado histórico y monumental, que ve también influenciada en su cocina.

Prepárate para disfrutar de los mejores platos mientras que conoces la magia que envuelve toda la ciudad.

Reconocer las influencias por los ingredientes de cada plato

Es fácil reconocer las diferentes culturas que sintieron la ciudad andaluza como su propio hogar. Si nos fijamos en su arquitectura monumental, podremos observar que, por ejemplo, la Mezquita encierra la cultura islámica y cristiana. Y si nos fijamos en su arqueología, veremos los pasos de la civilización romana. Así llegamos a sus tres grandes influencias:

Influencia romana

Hay consciencia de que los romanos llegaron a Córdoba en el año 143 a. C, pues la ciudad fue sitiada por Viriato. Ya en el año 113 a. C la villa se identificaba como romana, ya que hay escritos que mencionan que disponía de un foro romano.

Durante el tiempo que se mantuvieron la ocupación se encargaron de introducir el uso de aceite de oliva, que con tanta devoción se le prodiga en esta tierra, que son la base de lo que a día de hoy se conoce como dieta mediterránea.

Influencia árabe:

En el 716 Córdoba se convierte en la capital de provincia del Califato de Damasco. Qué más tarde, en 929 pasara a llamarse el Califato de Córdoba, alcanzando así la ciudad su máximo apogeo demográfico.

Podemos comprobar la herencia que dejaron a la comida en el uso de añadir a las comidas distintos frutos secos y especias. Así como el gusto por la verdura y la mezcla de sabores agridulces. Así como distintos postres que también influyeron en las costumbres judías culinarias.

Influencia cristiana:

En 1235 el rey Fernando III, rey de Castilla empezó a llevar a cabo lo que finalmente acabaría Isabel la Católica en 1492, la reconquista del reino de al-Ándalus. Algo que empezó en Córdoba con la captura de un grupo de musulmanes en el Andújar.

A los cristianos se debe todo el empleo de las carnes y el mejorar y conservar las recetas tradicionales que las diferentes culturas trajeron a la ciudad.

¿Qué pedir?

Platos típicos cordobeses: Salmorejo Cordobés, boquerones en vinagre, rabo de toro, flamenquín de jamón serrano y de postre, el pastel cordobés. Todo esto regado con sus mejores vinos y licores.

Un viaje del que irte con un gran sabor de boca.

Córdoba, arte y gastronomía

La ciudad de Córdoba ha visto pasar siglos de historia, de convivencia de culturas distintas, de enfrentamientos y conquistas… Hoy es un sitio tranquilo, idóneo para una escapada de tres o cuatro días en los que podrás empaparte de todo el arte y cultura de esta ciudad andaluza.

Córdoba apuesta por la gestión cultural como un motor que atraiga el turismo. Estos días está acogiendo un Foro Internacional de Cultura y Turismo donde se tratará la forma en que los eventos culturales sirven para promocionar la llegada de visitantes.

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Córdoba vive en Mayo de Feria

No sé si os pasa a vosotros, pero es empezara ver empezar las flores a florecer en las cuatro macetas que tengo en mi casa, que no tengo más porque ya de por si me traen un trabajo enorme, y no puedo dejar de pensar en esos patios de cal cordobeses.

Unas verdaderas obras de dedicación y entrega de los vecinos de la andaluza provincia que ven en esta costumbre una forma de darse a conocer, aún más, la ciudad de la mezquita. De una forma que no creo que se conozca en ningún punto más del territorio nacional.

Patios llenos de vida

Tal es el carácter y belleza de esta práctica que más de 30 patios compiten y nos enseñan los secretos que en ellos guardan en estos patios ofreciendo visitas a cualquier turista o curioso de estos patios que son de arquitectura puramente mudéjar. Donde cientos de flores dan vida a una de las ciudades más bonitas que conocemos y flamencas.

Tal es así que desde hace tiempo viene a darse la Feria de los Patios Cordobeses en el mes de Mayo, más concretamente los días del 8 al 19 de Mayo.

Y es que esta feria solo es una metáfora de lo que ocurre en Mayo en Córdoba, que ve florecer su grandeza rodeada de fiestas y ferias. Donde da comienzo con la creación de sus Cruces de Mayo, siguiendo la anterior nombrada de sus Patios, que se ve inevitablemente ligada a la de Rejas y Balcones.

Pero si hay una feria importante en Córdoba y que llena de invitados y turistas sus calles, esa es la Feria de Nuestra Señora de la Salud. La que recibe también el nombre de La Feria de Córdoba.

Sevillanas, vino fino y sombrero cordobés

Unos 10 días que antesala al día grande de la ciudad, el día 1 de Junio, el cual se celebra la festividad de Nuestra Señora de la Salud. Y que este año se aventuraran los días del 25 de Mayo al 1 de Junio, respectivamente.

Al igual que todas las ferias del sur de España, la feria cordobesa también se celebra en el interior de un recinto ferial coronado por una gran portada de luces por donde nos invitan a pasar y participar en la costumbre de festejar estos días entre bailes y vino fino.

Las casetas al igual que pasa en las demás ferias andaluzas, tienen un carácter privado, aunque son muchos los casos en los que podemos encontrar casetas públicas en las que poder disfrutar de una de las más auténticas ferias.

Córdoba La Bella

Subo el volumen del CD mientras suena uno de los éxitos de Medina Azahara: “Paseando por la mezquita”. Estos cordobeses de pro, representantes destacados del rock flamenco han retratado como pocos la belleza de una de las ciudades que invita, por no decir que arrastra a volver a gozar de ella una y mil veces.

Ya que estamos “paseando por la mezquita” en ella comenzamos nuestro recorrido por Córdoba. Comenzaba su construcción en 786, sobre el lugar donde estaba a basílica visigótica de San Vicente Mártir y se fue ampliando durante el emirato y califato cordobeses. En 1238, se convertía la Mezquita en una catedral católica, tras la reconquista.

jardines

Finalmente, en 1583, se empezaba a construir una basílica renacentista de estilo plateresco en el centro del edificio musulmán, respetando, por extraño que resulte, buena parte de la construcción árabe. Un respeto y una convivencia que muy bien pueden interpretarse en los versos de la canción que ahora mismo escucho: “Nos fuimos en silencio / con una esperanza nueva / de resurgir en el cielo / unida nuestra bandera”.

Calles estrechas y con encanto

Como las guías turísticas y los libros de arte son abundantes, no entraremos a describir en profundidad un monumento que para entenderlo hay que vivirlo. Seguiremos, si embargo, paseando por las estrechas calles que circundan a la mezquita-catedral, nos tomaremos un salmorejo a su sombra  gozaremos del río, patios y museos.

Entre restos arqueológicos de diversas culturas que tuvieron el sitio por su hogar, como romanos o árabes, no acercamos a otro de los puntos más concurridos: un oasis en el verano andaluz y una reserva de belleza suficiente para abastecer a todo un planeta.

La belleza por la belleza, los jardines del Alcázar de los Reyes Católicos

Se trata de los jardines del alcázar de los Reyes Católicos. Una espectacular muestra de lo deliciosamente caprichosa que puede ser la Humanidad cuando se conjugan poder y buen gusto. Posiblemente, diseñados  y construidos a partir de la época de Abd-al-Rahman II, se trata de una extensión verde con abundancia de agua, plantas y, por supuesto, obras de arte de todo tipo.

Una costumbre que está creciendo con fuerza en la ciudad califal es la de que las parejas recién casadas acudan a estos jardines a fotografiarse. De este modo, no es extraño que, paseando entre árboles y albercas, los turistas se topen con tres o cuatro parejas en plena sesión para su álbum de boda.

Córdoba la Bella, la Histórica, la Monumental…

Córdoba es una ciudad plena de Historia, rincones, monumentos, anécdotas, leyendas y, sobre todo, belleza. Se trata de un lugar al que no se le haría justicia visitándolo sólo durante un fin de semana. Es más: sólo disfrutando de sus casas y calles durante una vida puede apreciarse el encanto de la población.

Lástima que nadie sea profeta en tierra propia y que quien vive rodeado de belleza raramente la disfrute.