Ruta de los valles Pasiegos en Cantabria

Englobada en los altos de los ríos Pas, Pisueña y Miera y formada por los valles de Toranzano, Carriedo, Cayón y Pas, encontramos uno de los mejores sitios que la naturaleza nos puede regalar, los Valles Pasiegos en Cantabria.

Este hermoso lugar regala al excursionista una gran variedad de rincones que no pasan desapercibidos a nuestros sentidos, donde sus espacios naturales protegidos de gran hermosura nos transportan a un mundo de grandeza.

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En la región de Cantabria siempre encontraremos paisajes idílicos, gracias a sus tierras y climas, siendo los Valles Pasiegos uno de los más impresionantes, están formados por trece comarcas que son Castañeda, Corveza de Taranzano, Luena, Puente Viesgo, San Pedro del Romeral, San Roque de Riomiera, Santa María de Cayón, Santiurde de Toranzano, Saro, Selaya, Vega de Pas, Villacarriedo y Villafufre, cada una de ellas con su valor histórico.

Naturaleza en estado puro

Si te gusta vivir y experimentar la naturaleza, esta zona es ideal, ya que puedes realizar varias rutas que te encantarán y que podrán encajar en tus gustos, como practicar la escalada ya que este valle con su orografía tan agreste es inmejorable para esta práctica, también podrías practicar la bicicleta en montaña con la ruta de San Roque o senderismo en las Cumbres Pasiegas.

También podrías realizar rutas en moto como la Ruta en moto en Las Machorras; y si tu afición es la espeleología existen gran cantidad de cavidades subterráneas en esta zona donde podrías descubrir las entrañas de sus montañas y disfrutar de ellas.

No sólo hay naturaleza a raudales para poder disfrutar, estos valles tan singulares también tienen sus historias, monumentos, gastronomía, etc., donde podemos pasar unos días inolvidables, aprendiendo, degustando y disfrutando.

Una arquitectura deslumbrante

Como valor histórico, las comarcas que conforman estos Valles Pasiegos, datan muchas de ellos desde el siglo XII hasta el siglo XIX, dándonos una imagen de esplendor y buen hacer de aquellas épocas, en donde su edificios eclesiásticos, civiles y gubernamentales contienen ese estilo señorial que nos deslumbra.

Entre ellos podremos encontrar La Casona de Linares casona montañesa del siglo XVIII en Selaya, La Colegiata de Santa Ana en Castañeda de la época románica, o las iglesias parroquiales de los siglos XII y XII en Santa María de Cayón.

En esta tierra, podrás encontrar una gastronomía y hostelería que te encantará; podrás encontrar albergues o alojamientos rurales que te transportaran a una época de caballeros y doncellas y restaurantes con excelentes gustos y diversidad en comida tradicional y regional.

Aprovecha  y disfruta este valle: te encantara.

Huerta de Rey, paraíso de los nombres raros

¿Habéis visto el anuncio de Aquarius sobre el pueblo español con los nombres más raros de toda España? Pues aquí os lo presento.

Enclavado en la Ruta del Cid, el lema de Huerta de Rey es «paraíso de aroma y sabor«. Haciendo honor a este lema podemos disfrutar del aroma de la salvia, romero, tomillo, espliego, manzanilla, menta y otras plantas que cubren la zona.

Y en cuanto al sabor, podemos optar por los productos de carnicería de la tierra: el cordero y el cerdo; o por su dulce miel.

Destino veraniego

Huerta de Rey tiene menos de 1000 habitantes, pero esta cantidad se cuadriplica en verano. Su fresco clima, que hace sacar las chaquetas por la noche aunque sea pleno agosto, le hace especialmente atractivo para que los huertaños emigrados y sus descendientes pasen sus vacaciones de verano.

El cariño que sus habitantes tienen hacia aquellos que tuvieron que buscar su forma de vida fuera del pueblo es tal que han erigido una estatua en honor de esos emigrantes. Este pequeño emigrante simboliza que el corazón de todos los huertaños acompañan a los que deben marcharse.

Nombres exclusivos

Entre sus vecinos podemos encontrar nombres tan curiosos como Toíla, Burgundónfora, Anisia, Vicaela, Exuparencia, Canuta, Fidícula, Leocricia, Dulcardo, Glicerio, Elacio, Diodoro, Onesiforo, Epigmenio, Firmo y Quiricio.

La tradición de poner a los recién nacidos esos nombres tan especiales viene de la dificultad que suponía localizar a los vecinos, ya que muchos coincidían tanto en nombre como en apellidos. Así pues, para que los López, Molinero, Cámara, Perdiguero y demás habitantes se distinguieran entre ellos empezaron a escoger los nombres de santorales antiguos.

Nacimiento del Arandilla

La ubicación de Huerta, entre varios cerros, hace que haya numerosas fuentes naturales por todo el municipio, incluyendo el nacimiento del río Arandilla, uno de los afluentes del Duero.

En la fuente se pueden ver las burbujas que forma el agua al brotar de entre sus piedras, dando un agua fresca y cristalina que invita a refrescarse.

Este río da nombre a la patrona del lugar, la Virgen de Arandilla, y sus aguas salen a la luz en la fuente que hay a los pies de la colina en la que está la ermita. El lugar está habilitado con una zona de juegos para niños y unas cocinas de piedra donde poder realizar barbacoas y asados.

Bailando a la Virgen

La romería dedicada a la Virgen de Arandilla se realiza el día de Pentecostés y los habitantes del pueblo la llevan en alzas desde la iglesia hasta la ermita, honrándola durante toda la travesía con el baile tradicional de Burgos, la jota.

Es la fiesta más importante de Huerta, reuniendo a muchos visitantes, tanto de fuera como de los municipios de los alrededores.

Manantiales frescos

Enfrente de esta fuente nos encontraremos con otro espacio de recreo que forma parte del conjunto de la fuente de La Salud. Otro manantial de agua maravillosa que han encauzado formando un pequeño lago.

Otro merendero en que podemos ir a asar unas chuletas de cordero y algunos chorizos o panceta, producidos por las ganaderías de la zona, es el del paraje de Las Navas.

Aparte de los pinos resinosos que cubren todos estos montes, este paraje cuenta con otra fuente que alimenta una alberca cuya función es hacer de abrevadero para los animales que pastorean por la comarca.

Más que un merendero

Algo más alejado, podemos ir a disfrutar del merendero estrella de la zona: la Casa del Monte. Este espacio dispone de una zona de juegos para los niños, muchas mesas, varios grupos de cocinas y otro manantial de aguas frescas.

Este agua se recoge en una pileta, siendo utilizado por los visitantes como nevera para refrescar las bebidas y la fruta, demostrando que la naturaleza nos ofrece muchas sorpresas.

Aprender divirtiéndose

En esta zona está ubicada el Áula de la Naturaleza, un espacio natural de aprendizaje donde se hacen campamentos de verano. Dispone de una cabaña informativa que podemos visitar.

Es un ambiente relajante en el que los pinos son los reyes del lugar. Son parte muy importante de la industria de la zona, ya que son pinos resinosos y de ellos se extrae la valiosa resina. Esto hace que a los olores de los matorrales de hierbas aromáticas se les una el potente frescor de la resina.

Parajes magníficos

Camino de la Casa del Monte nos encontraremos con un curioso merendero. Son las antiguas piscinas naturales. Este espacio también cuenta con otra fuente-manantial que era la que abastecía de agua constante a las 2 piscinas, una de adultos y otra para niños.

Estas piscinas hace muchos años que se clausuraron. La construcción de unas más modernas mucho más cerca del pueblo, con agua tratada, duchas y todos las comodidades propias de las piscinas municipales fueron la causa principal de que se decidiera no seguir utilizándolas.

La costa occidental de Cantabria

Cantabria siempre me ha parecido una tierra atractiva, entre la montaña y el mar, con las mejores características de la franja cantábrica, tierra siempre acogedora y sobrecogedora. Esta semana vamos a irnos a la costa occidental de Cantabria, a pasearnos por las playas, contemplar los acantilados, conocer algunos pueblos de la zona e hincharnos a cocido montañés. Estableceremos en Comillas nuestra base de operaciones, por encontrarse aproximadamente en el medio de la región a visitar.

Esta villa comenzó a recibir el primer turismo de alta alcurnia que también visitaba Santander, San Sebastián, Biarritz o Niza, todavía en el siglo XIX. Eso confirió a Comillas un aire vagamente aristocrático y vacacional que contrasta con la gravedad tradicional propia de un puerto marinero. No por casualidad fue la primera población española con alumbrado público. Hoy alberga todos los servicios deseables; el bar Filipinas es un recomendable lugar para comer de forma sencilla.

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