Enseñar deleitando

“Aut delectare, aut prodesse est”. Atribuyamos la frase a Horacio, por ser la posibilidad más factible y por darle un empaque de cultura clásica al artículo. Un traducción libre sería la de “agradar y educar”, y vamos a comentar también que se acuñó cuando se descubrió que los discípulos aprendían más  mejor si disfrutaban del proceso.

Y es de eso de lo que vamos a hablar, de disfrutar aprendiendo. Para ello, y relacionado con los viajes, el discípulo siempre recordará mejor aquello que toca, ve y vive que lo que lee y relee por mucho que el libro sea más o menos ameno o ilustrado. Para ello, entre otras cosas, se crearon las excursiones escolares.

Casa de las Conchas

Como es injusto señalar uno sólo de los muchos sitios en los que poder disfrutar y aprender, ya anunciamos que éste es sólo el primero de varios artículos que iremos dejando caer de vez en cuando sobre lugares en los que aprender es un goce en todos los sentidos.

Arte y saber: Salamanca

De momento, vamos a proponer una primera excursión para empaparnos de arte y saber: nos vamos a Salamanca. Claro que, una vez en la ciudad del Tormes, lo difícil es decidir qué ruta vamos a tomar, puesto que la ciudad en sí es un monumento.

Tal vez deberíamos partir de la Plaza Mayor. Se trata de una construcción levantada entre 1729 y 1756 siguiendo los planos de Alberto Churriguera y es un ejemplo claro del barroco español.

Piedras de oro

Una de las características más llamativas de la Plaza es que está construida con la bellísima piedra de Villamayor, lo que le confiere un color dorado a la luz del sol y la sensación de estar bañada en auténtico oro cuando se ilumina por la noche.

Paseemos con calma lo que uno de sus inquilinos de más renombre, Don Miguel de Unamuno definió como “Es un cuadrilátero. Irregular, per asombrosamente armónico”. Sólo quien ha visto y vivido la plaza salmantina sabe qué quiere decir “El viejo profesor”.

Caminando sin rumbo

Abandonamos la Plaza Mayor y, por la Rúa, nos acercamos a las dos catedrales salmantinas, no sin antes dejar atrás el Corrillo (cuya Historia, curiosa y truculenta, merece un capítulo aparte) y dejarnos vencer por lo grandioso de Anaya. Hemos dejado atrás, cien metros a la derecha la Clerecía, la Casa de las Conchas y, un poco más allá, la fachada de la Universidad Antigua.

Pero es que desde las catedrales todavía nos queda por ver el museo de Art Decó, el Huerto de Calixto y Melibea, atrás de nuevo, a la calle Bordadores a contemplar el palacio de Monterrey, patrimonio de los Alba, y… ¡Ay! Que no vamos a tener fin de semana suficiente para ver cuanto hay que ver.

Enseñar deleitando está muy bien, pero tampoco podemos enseñar demasiado en muy poco tiempo o el alumno se saturará y acabará por no aprender nada. Mejor, poco a poco… Otro día volveremos a Salamanca.

Yo estuve en Cancún y regresé para contártelo VIII: consejos finales

Éste será el último artículo que dedique a Cancún, no porque esta zona no cuenta con otras maravillas que merecen ser visitadas, sino porque, como indica el título, os he hablado desde mi experiencia personal ampliándola con un poco de información extra. Continuar leyendo «Yo estuve en Cancún y regresé para contártelo VIII: consejos finales»

Atocha y sus cercanías

La estación de tren de Atocha en Madrid es una de las más antiguas de la capital y, a la vez, una de las más modernas. Combina líneas de cercanías, media distancia, largo recorrido y el veloz Ave, con sus líneas afiladas.

Como centro neurálgico de muchas de las largas travesías en tren, el interior de la estación está pensado como un lugar de descanso en el que pasar cómodamente la espera entre trenes.

Su cúpula es toda una belleza y su interior es un entramado moderno de comercios, cafeterías y un bello jardín tropical.

Jardín natural climatizado

Convertido desde su instalación en uno de los puntos de encuentro más importantes de la estación, tiene uno bello estanque en el que viven peces de colores y tortugas. A lo largo del recorrido podemos descansar en alguno de los bancos y disfrutar de la belleza de la exuberante vegetación.

Museos y libros

Si disponemos de tiempo suficiente, podemos salir de la estación y visitar alguno de los lugares cercanos. A su alrededor están ubicados varios museos. Uno de ellos es el Museo Nacional de Antropología, que está justo enfrente de la Puerta de Atocha.

Si queremos disfrutar del arte contemporáneo podemos acercarnos al Centro de Arte Reina Sofía y elegir alguna de las exposiciones que se exiben. También podemos entrar a visitar los Jardines de Sabatini y disfrutar tomando algo en este entorno.

Para los lectores también hay un lugar especial, la Cuesta de Moyano, donde podrán encontrar libros de ocasión y de actualidad en la casetas de compra-venta de libros que jalonan este emblemático espacio.

Naturaleza y bellos tapices

Y si lo que nos gusta es la naturaleza, podemos optar por visitar el Jardín Botánico y pasear por sus parterres y rosaledas o adentrarnos en el Parque del Retiro por la Puerta del Ángel Caído que guarda una estatua de D. Pío Baroja.

Esta zona del parque es de las más agrestes, ideal para disfrutar del césped y de la tranquilidad. Subiendo por la calle asfaltada llegaremos a la famosa fuente de El Ángel Caído y disfrutar contemplándola.

Otro museo que hay cerca es la Real Fábrica de Tapices, donde podemos visitar alguna de sus cinco salas y deletitarnos con estas delicadas obras textiles.

Estas son sólo algunas de las posibilidades que tenemos para que el tiempo de espera pase casi sin enterarnos mientras disfrutamos de un paseo encantador lleno de sorpresas y maravillas.