Lo de este país es curioso: fuera de él, es admirado y denostado a partes iguales. Tanto de habla lamentablemente de él como se desea visitarlo e incluso quedarse a vivir allí. Pero algo común a sus habitantes es el orgullo de ser estadounidense.
Si de verdad que queremos conocer Estados Unidos, reservemos unos días y alquilemos un coche. Uno grande, potente, cómodo y fiable. Y tomemos lo que los propios estadounidenses llaman la “Calle principal de América”, la Ruta 66.
Ésta fue la carretera que seguían los emigrantes que pretendían alcanzar el Oeste, sobre todo a lo largo de la década de los 30. Con el paso del tiempo y la construcción de la red de autopistas, la “Mother Road” ha caído en desuso. Pero conserva el encanto romántico del viaje hacia un futuro más próspero.
Restos de lo que fue: arqueología con ochenta años
A pesar de que muchos de sus tramos se encuentran cerrados (no es de sentido común atravesar, por ejemplo, un puente que lleva décadas sin someterse al correspondiente mantenimiento), son también muchos los lugares que nacieron a la vera de la carretera y al calor del comercio que se generaba por los millones de personas que la recorrían.
A día de hoy, podemos disfrutar de buena parte del encanto de esos pueblos, no ya como si fueran hospitales de una mísera peregrinación en busca de sustento, sino como restos de una arqueología demasiado moderna para serlo y lo bastante antigua y en desuso como ser cualquier otra cosa.
Casi cuatro mil kilómetros
Merced a la Route 66 pasaremos por Illinois, Misuri, Kansas, Oklahoma, Texas, Nuevo Mexico, Arizona y California. Casi cuatro mil kilómetros que no siempre se conocen, lejos en su mayoría de las playas Californianas o de los rascacielos neoyorkinos.
Conoceremos Estados Unidos desde otro punto de vista: el que no sale en el cine y al que le importan un bledo las cuitas de Brandon y Brenda o como quiera que se llamen los protagonistas del último romance entre niños ricos y desocupados, siempre y cuando el grano salga adelante y el buey se críe sano.
Y sí: también reconoceremos algunos de los parajes, si es lo que vamos buscando: puentes pueblos, paisajes especulares y tipis jalonan la carretera. Un camino lleno de cultura americana y, por lo mismo, internacional, que ha inspirado, además, todo tipo manifestaciones culturales que serían inconcebibles si no existiera el camino. Sólo dos ejemplos de entre miles: la canción interpretada por Nat King Cole “(Get your Kicks on) Route 66” y el imprescindible Las uvas de la ira de J. Steinbeck.