De Donostia a Iruña

Cuando era más joven trabajé algunas temporadas como camarero en lo que se suele llamar “el Norte”, aunque no sea ni la zona más septentrional de España ni sea el único norte español. En aquel tiempo ya hacía con cierta frecuencia este recorrido del que voy a hablaros ahora. Sin duda mis referencias no son las únicas válidas, muchas incluso habrán desaparecido, pero continúa habiendo mucho que ver y hacer.

Supongamos que nuestro punto de partida es Donostia o San Sebastián, una de las ciudades más bonitas de la península, y donde bien podemos pasar dos días entre La Concha y Zurriola, el Igeldo y el Urgull, el Kursaal y el Peine de los Vientos. Quien no ha estado en Donosti no sabe lo que se pierde. Recuerdo un bar bueno y barato junto a la estación de autobuses, yendo hacia el centro; pero no el nombre.

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La Pamplona de Hemingway

A menos de un mes para dar comienzo los San Fermines de 2013, parece que ya toda la ciudad está preparada y dispuesta a dar las comienzo las que, más que seguro, son las fiestas populares más importante de España. Y esto fue gracias a una persona sin la que San Fermín no tendría sentido, Ernest Hemingway.

El que, por entonces solo era un joven periodista americano, corresponsal de un periódico canadiense, en París (ahí es nada el lío). Llegaría a la ciudad navarra la noche del 6 de Julio del año 1923, para poder conocer y escribir sobre el mundo de las corridas de toros. Fruto de esta visita escribiría “mezcla de alegría y drama, de expresión bullanguera y de tragedia”.

Y fue ese jolgorio y adrenalina mezclada en sus calles las que hicieron al escritor ser uno más entre sus gentes. Volviendo hasta 4 veces en la década de los 20, en 1931, volviendo tras la Guerra Civil sólo dos únicas veces en 1953 y 1959. Lo que no impidió que año tras año millones de seguidores quieran vivir en su cuerpo lo que el Hemingway les hizo sentir una y otra vez.

Dónde encontrar la ciudad en Hemingway

Comida, bebida, fiesta, coraje y bravura. Con todo esto se presentó Pamplona y se le agarró tanto al pecho, que lo que sólo iba a ser una crónica para un periódico se convirtió en la novela que escribió en 1925, tras una de sus visitas, “The sun also rises”, conocida en nuestro país como “Fiesta”.

Una novela que le sirvió para alcanzar el éxito, al que le seguiría el de otras obras como “El viejo y el mar” hasta llegar a alcanzar el Nobel de Literatura en 1954, y que pondría por primera vez a Pamplona como punto de mira mundial.

Dónde encontrar al escritor en Pamplona

Cuando Hemingway hizo su primera visita, en la ciudad sólo se contabilizaron unas 20.000 personas celebrando San Fermín. Desde entonces Pamplona es un punto clave para todos los que ansían encontrarse con el escritor siguiendo su ruta.

Uno de los primeros lugares los encontramos en la Habitación 217, en el hotel La Perla, la primera reserva del escritor en la ciudad. A la que le sigue el Hotel Quintana, donde prefería estar por el ambiente taurino y se alojó durante años con sus amigos y a sus dos esposas.

Aparte de hoteles, Ernest pasaba y disfrutaba pasando muchas horas en los bares. Su preferido fue el Café Iruña, donde se conserva su rincón en la barra con una figura tamaño real de él, sonriendo en sus fiestas.

Tanto hizo Hemingway por esta ciudad navarra que muy cerca del callejón, por donde pasan los toros anualmente se puede leer en bronce “Ernest Hemingway. Premio Nobel de la Literatura, amigo de este pueblo y admirador de sus Fiestas que supo descubrir y propagar la Ciudad de Pamplona. San Fermín. 1968”.

Mucho más que San Fermín.

Cuando se habla de Pamplona lo primero que le viene a la cabeza a prácticamente cualquier viajero son los mundialmente famosos encierros de San Fermín. Pero esta ciudad, denominada en Euskera Iruña, tiene mucho más que ofrecer durante todo el año.

Capital de la Comunidad Foral de Navarra, Pamplona es una ciudad muy viva, siendo no sólo el corazón administrativo de la comunidad sino también el financiero. Con cerca de 200.000 habitantes es la ciudad más poblada de Navarra y una de las 25 más pobladas de España.

Historia y edificios más relevantes.

En el Museo de Navarra se puede realizar un amplio recorrido por la historia de la ciudad a través de sus cuatro plantas, que recorren desde la prehistoria hasta el siglo XX. Pamplona es uno de los asentamientos humanos más antiguos y se supone que ha sido habitada por el hombre desde sus mismos orígenes.

El antiguo Palacio Real, edificio que data del siglo XII y que actualmente es la sede el Archivo

General de Navarra es otra de las visitas obligadas cuando se viaja a Pamplona. Está situado en plenas murallas, frente a la Basílica de San Fermín de Aldapa, del siglo XVII el cual es otro de los edificios más hermosos de la ciudad. El edificio del Ayuntamiento, en la Plaza Consistorial es quizás el más conocido, pues es desde dónde se realiza el tradicional chupinazo.

Una ciudad rodeada por murallas y atravesada por el Camino de Santiago.

El recinto amurallado de la ciudad, construido entre los siglos XVI y XVIII es uno de los que está en mejor estado de conservación de toda Europa. Actualmente está muy protegida y se ha sometido a varias rehabilitaciones convirtiéndola en uno de los lugares más bonitos de la ciudad para pasear.

Pamplona es la primera ciudad española que encuentra el peregrino del Camino Francés, una de las rutas más transitadas del Camino de Santiago. Recorrer la ruta de este camino que atraviesa la ciudad es una buena forma de conocer su casco antiguo, sus murallas y sus edificios religiosos más relevantes.

¿Qué comer en Pamplona?

En sus restaurantes y mesones podrá disfrutar de los típicos y económicos “pintxos” que tienen tantas variedades como locales, regados por un buen vino con denominación de origen de Navarra. Si prefiere los sabores intensos atrévase con los platos de caza elaborados a base de jabalí o paloma. Los asados de cordero y cabrito son también muy populares.

Y no olvide que se encuentra muy cerca de Tudela y de sus fértiles huertas. No dude en probar los deliciosos cogollos, los jugosos espárragos o  las típicas pochas.