Por los avatares históricos que ha vivido la Península, España se ha visto obligada a ser tierra de castillos. No es este el artículo ni la serie en la que entraremos en profundidad sobre la utilidad que se les daba a estas construcciones, sino que nos limitaremos a mencionar, y poco más, los castillos más impresionantes de España. Como, además, sería injusto hablar de que uno es más que otro, los iremos viendo sin ningún orden establecido.
Castillo de Belmonte (Cuenca)
Al suroeste de la provincia conquense, este castillo ha sido, gracias a su fenomenal conservación, escenario de una buena cantidad de rodajes. Tras haber pertenecido a la orden de los Dominicos en el siglo XIX, pasó a pertenecer a las juventudes falangistas en el XX, tiempo en que se usó como cárcel. A día de hoy es propiedad de la casa ducal de Peñaranda y patrimonio histórico de España.
La planta de la construcción la forman tres rectángulos con torres los ángulos. Éstos protegen el patio de armas y están, a su vez, resguardados por una muralla que zigzaguea alrededor de todo el recinto.
Castillo de Alburquerque (Badajoz)
Nos vamos de Castilla la Mancha a Extremadura. Más concretamente, a Badajoz. Allí nos encontramos con su castillo, una fortaleza de estilo gótico. Una defensa importante del castillo es el hecho de estar enclavado en un lugar alto, concretamente en el cerro de la Sierra de San Pedro. Por no hablar de los tres niveles de murallas, erizadas de torres defensivas.
A pesar del paso del tiempo, aún quedan partes muy bien conservadas, como es el caso del sistema amurallado o la espectacular Torre del Homenaje de don Álvaro de Luna, que mantiene varias plantas y puente de acceso a los niveles superiores. En caso de necesidad, esta torre podía quedarse aislada mediante un puente levadizo en el último tramo.
No podemos abandonar el castillo sin mencionar las puertas de la Villa y de Valencia, en un fabuloso estado de conservación; así como la iglesia de Santa María del Castillo, dentro de la fortificación, a medio camino entre el románico y el gótico.
Por ahora, hacemos un alto en el camino y reponemos fuerzas en una posada, pues la siguiente etapa del viaje nos va a llevar de Extremadura a Aragón. Devoramos, pues, el guiso que nos ofrece la tabernera con un poco de vino y nos metemos al camastro, a soñar con castillos, caballeros, príncipes y princesas…