Puede que Tulum sea la zona arqueológica más relevante de toda la costa de Quintana Roo, pero en Cancún hay dos lugares arqueológicos de visita obligada: El Rey y El Meco.
La cultura existente antes de la colonización española fue la maya; éstos crearon una red comercial desde la Laguna de Términos hasta Honduras; establecieron rutas marítimas que recorrían toda la costa del actual estado Quintana Roo al que pertenece Cancún, y por eso realizaron construcciones al lado del mar para vender sus productos, vigilar las costas, ayudar a las embarcaciones para que sortearan el peligroso arrecife de coral, etc.
«El Meco» y «El Rey» fueron puntos habitados hasta el siglo XVI, ahora están rodeados de edificios turísticos que amenazan con engullirlos y resulta complicado sacar una foto en condiciones sin que se vea asomar una hotel por detrás, pero la visita merece la pena porque conservan un encanto primitivo del que carece Chichén Itzá, ya que la mayoría de las ruinas no están reconstruidas y la maleza y las iguanas campan a sus anchas, especialmente en El Rey.
El Rey
Está en plena zona hotelera de Cancún, concretamente en el kilómetro 18 del bulevar Kukulcán, pero a pesar de ello y de los modernos edificios que lo rodean, cuando entras en él sientes que retrocedes en el tiempo. Quizá fuera porque tuvimos suerte y no había ningún otro visitante (de hecho no parece que sea un lugar visitado en masa como Tulum), por eso el silencio era sepulcral y podías deambular a tu antojo entre las ruinas: 47 estructuras que cumplieron diversas funciones que están muy bien explicadas en los paneles informativos que hay al lado de cada una de ellas.
Por lo visto, su nombre no proviene del maya (a diferencia Cancún: kaan y kun, que significa nido de serpientes) sino que se llama El Rey porque encontraron una escultura que parecía uno; la cabeza no la conservan allí, sino en el Museo Arqueológico de Cancún, lugar que uno debería visitar si desea disfrutar de restos arqueológicos mayas relevantes.
Según hallazgos arqueológicos, ya estaba habitado en el siglo II a. C y durante casi 1.000 años (del 200 al 1200 d. C) los moradores fueron pescadores y trabajadores en las salinas. Apenas queda algún vestigio de esos dos periodos, los restos arqueológicos que se pueden disfrutar son de la época que va desde el 1300 al 1550 d.C (fecha en la que lo abandonaron forzados por la conquista española) durante la cual sus habitantes se dedicaron al comercio marítimo, siendo El Rey uno de los puertos más importantes del sur.
Una de las cosas que más nos llamaron la atención fueron las enormes iguanas rayadas que viven entre las ruinas. Son de color gris por lo que se mimetizan perfectamente con la piedra, y como están inmóviles no las ves hasta que estás a punto de sentarte encima de una de ellas. Rara es la foto en la que no aparecen: un día nos dio por jugar a encontrarlas en las fotos y al final nos dimos cuenta de que en una esquinita u otra de algún edificio, asomaba alguna.
El Meco
Se encuentra en el kilómetro 2,7 de la carretera Puerto Juárez – Punta Sam. Al igual que el Rey, su nombre no proviene del maya; en este caso se cree que se lo puso el dueño de una plantación de coco que estaba en el mismo lugar que las ruinas.
Según los arqueólogos ya estaba habitado en el 250 a. C. Pasó por distintas etapas, algunas de siglos de abandono. Fue lugar estratégico en las rutas comerciales de los mayas dada su cercanía con Isla Mujeres, lo que permitió que a partir del 1200 d. C tuviera un gran desarrollo económico y político, siendo uno de los puertos más importantes de la zona junto con el Rey y Tulum.
También tuvo relevancia religiosa y muchos de los edificios servían para el culto, por eso se cree que fue centro religioso importante hasta la llegada de los colonizadores y el abandono maya.
En las excavaciones arqueológicas se encontraron 12 estructuras (aunque se cree que debe haber más en la zona de la carretera ya que no se ha excavado lo suficiente) entre las que destaca el templo principal y El Castillo, una pirámide de cinco niveles que llega a la altura de 17 metros, por lo que es el edificio maya más alto de toda la zona costera. Se encuentran en su mayoría en buen estado, lo que viene a significar que están en pie, pero cubiertos de maleza y poco cuidados.
No obstante eso hace que una se sienta un poco como Indiana Jones y resulta una experiencia fascinante.