¿Puede un lugar que no ofrezca Grandes paisajes naturales ser atractivo para la cámara del turista? Vaya pregunta. Pues claro: algunos de los lugares más fotografiados del mundo no tienen nada que ver con la naturaleza. Ahí está la torre Eiffel, el Coliseo o el Manneken Pis.
Pero es que esta cámara no busca monumentos, sino paisajes. Bueno, en ese caso, nos quedan menos opciones: un ejemplo puede ser skyline de Nueva York u otro, del que vamos a hablar aquí, The Peak y la vista que desde aquí se logra de Hong Kong.
Se trata de uno los lugares más famosos de la antigua colonia británica. Y, desde luego, lo es con razón. Quien se asoma a este mirador, se está asomando al mundo. Es difícil imaginarse unas vistas más espectaculares de los rascacielos y del entorno de la ciudad. Nos quedaremos absortos durante horas. Y porque las necesidades básicas han de cubrirse, si no éstas se convertirían en meses.
La revancha del Hombre
Por una vez, el ser humano se toma a revancha. Siempre nos hemos sentido, porque lo somos, una nadería frente a la Naturaleza, pero la vista desde The Peak, o “Victoria” Peak crea la ilusión de que el ser humano está un poco por encima de las hormigas en la escala del Universo.
Es muy habitual que quien sube hasta allí se quede a cenar en cualquiera de los numerosos restaurantes del entorno. Y es que el Pico no invita a otra cosa que a quedarse y contemplar una y otra vez un mundo que se ensancha o se encoge, según con qué ojos lo contemplemos.
Una vista inevitable, a la vez que inenarrable
Quien visita Hong Kong y no toma el taxi, el tranvía, el autobús o incluso sube a pie a este mirador comete el crimen de quien va por París y no se acerca a la torre Eiffel. Con la diferencia de que desde The Peak dominamos el paisaje con lo pies en el suelo y desde el monumento parisino lo hacemos a doscientos y muchos metros de altura sobre el nivel en el que caminamos de forma natural.
Pero la vista puede extenderse más allá de la cuidad y acabar con la ilusión de grandeza del Hombre que hemos creado tres párrafos más arriba. Embelesa la visión de la bahía, maravilla la de la ciudad de Kowloon (un lugar cuyo nombre se traduce como “La cuidad de los Nueve Dragones” y cuyo sugerente topónimo merece que recojamos el guante de dedicarle un artículo) y, desde luego, nos recuerda lo pequeñitos somos el mero hecho de darnos cuenta de que por mucho que abarque nuestra vista desde The Peak, no habremos llegado a ver más que una infinitésima parte.