A menos de un mes para dar comienzo los San Fermines de 2013, parece que ya toda la ciudad está preparada y dispuesta a dar las comienzo las que, más que seguro, son las fiestas populares más importante de España. Y esto fue gracias a una persona sin la que San Fermín no tendría sentido, Ernest Hemingway.
El que, por entonces solo era un joven periodista americano, corresponsal de un periódico canadiense, en París (ahí es nada el lío). Llegaría a la ciudad navarra la noche del 6 de Julio del año 1923, para poder conocer y escribir sobre el mundo de las corridas de toros. Fruto de esta visita escribiría “mezcla de alegría y drama, de expresión bullanguera y de tragedia”.
Y fue ese jolgorio y adrenalina mezclada en sus calles las que hicieron al escritor ser uno más entre sus gentes. Volviendo hasta 4 veces en la década de los 20, en 1931, volviendo tras la Guerra Civil sólo dos únicas veces en 1953 y 1959. Lo que no impidió que año tras año millones de seguidores quieran vivir en su cuerpo lo que el Hemingway les hizo sentir una y otra vez.
Dónde encontrar la ciudad en Hemingway
Comida, bebida, fiesta, coraje y bravura. Con todo esto se presentó Pamplona y se le agarró tanto al pecho, que lo que sólo iba a ser una crónica para un periódico se convirtió en la novela que escribió en 1925, tras una de sus visitas, “The sun also rises”, conocida en nuestro país como “Fiesta”.
Una novela que le sirvió para alcanzar el éxito, al que le seguiría el de otras obras como “El viejo y el mar” hasta llegar a alcanzar el Nobel de Literatura en 1954, y que pondría por primera vez a Pamplona como punto de mira mundial.
Dónde encontrar al escritor en Pamplona
Cuando Hemingway hizo su primera visita, en la ciudad sólo se contabilizaron unas 20.000 personas celebrando San Fermín. Desde entonces Pamplona es un punto clave para todos los que ansían encontrarse con el escritor siguiendo su ruta.
Uno de los primeros lugares los encontramos en la Habitación 217, en el hotel La Perla, la primera reserva del escritor en la ciudad. A la que le sigue el Hotel Quintana, donde prefería estar por el ambiente taurino y se alojó durante años con sus amigos y a sus dos esposas.
Aparte de hoteles, Ernest pasaba y disfrutaba pasando muchas horas en los bares. Su preferido fue el Café Iruña, donde se conserva su rincón en la barra con una figura tamaño real de él, sonriendo en sus fiestas.
Tanto hizo Hemingway por esta ciudad navarra que muy cerca del callejón, por donde pasan los toros anualmente se puede leer en bronce “Ernest Hemingway. Premio Nobel de la Literatura, amigo de este pueblo y admirador de sus Fiestas que supo descubrir y propagar la Ciudad de Pamplona. San Fermín. 1968”.