La Villa de Cedeira es uno de los lugares más mágico de zona norte de las Rías Altas gallegas. En sus alrededores se integra la magia de las tradiciones más centenarias con los paisajes casi vírgenes más cautivadores de Galicia.
Durante el invierno Cedeira es un lugar muy tranquilo, con una población que a penas supera los siete mil habitantes y un clima bastante castigado por los temporales que entran por el Atlántico.
Aun así, para aquellos a quienes no les asusten las lluvias ni un poco de frío, es muy aconsejable la visita a este lugar durante el otoño o principios de la primavera. El mar es el protagonista de todo: el olor a salitre en el aire, las olas rompiendo contra los cercanos acantilados de Herbeira y los barcos pesqueros amarrados a puerto como protagonistas del paisaje cuándo las condiciones no permiten salir a faenar en el mar.
En verano todo cambia
Cuándo los días se alargan y el sol comienza a brillar haciendo sentir sus primeros y calurosos rayos, Cedeira se transforma. Los “madrileños”, como se conoce a todos los que vienen de fuera de Galicia, invaden las calles y comienza a abrir sus casas de veraneo.
Todo se llena de ajetreo, hay más coches, más gente y los que viven durante todo el año en la villa se quejan de que los precios en las tiendas se ponen al nivel de la capital.
En la misma Cedeira hay una preciosa y enorme playa, la de La Magdalena, que siempre está repleta de gente. Pero para los que prefieran la tranquilidad no hay que ir muy lejos para encontrar pequeñas calas a las que solo es posible acceder a pie.
Muy cerca de Cedeira esta Pantín, conocido por su playa y por las pruebas de surf que cada año se celebran, el “Pantin Classic”.
Gastronomía y tradiciones
Uno de los platos típicos de Cedeira es el marrajo. Y es que en esta villa tienen fama de cocinar este escualo mejor que en ningún otro lugar. Pero en sus mesones se pueden comer todo tipo de tapas y raciones típicas gallegas. Por supuesto también son famosos los percebes, que tan bien se dan en sus cercanas costas rocosas y golpeadas por el mar abierto.
Las tapas más famosas son el “pulpo a feira”, aliñado con sal gruesa, aceite y pimentón picante; el “raxo adobado”, pequeños trozos de jamón de cerdo adobado y acompañado por patatas fritas; o las “filloas”, un dulce que aunque es característico del carnaval se puede tomar como postre durante todo el año.