Hoy nuestro post va de chulapos, de barquillos y de zarzuela. Hoy nos adentramos en el Madrid de la Verbena de San Isidro y del chotis. Que se desenvuelve y nace entre dos barrios: El multicultural Lavapiés y el mítico Rastro.
Del barberillo de Lavapiés al del sitar
Y es que así es Lavapiés, un barrio castizo que vive desde sus orígenes en la multiculturalidad. Ya que en sus orígenes formó el barrio judío o judería de Madrid. Hoy en día se calcula que de sus vecinos sólo el 50% es de origen español.
Vecinos cuya forma de vida dio lugar a las míticas corralas, casas de vecinos que son bien arquitectónico de la ciudad de Madrid, pero cada vez más desaparecidas. Podremos encontrar y visitar en Embajadores, 37; Corrala de Miguel Server (Mesón de Paredes, 79, Espino, 6); Tribulete 25… Pero la más famosa es la inmortalizada por inspirar el escenario de La revoltosa: C/ Tribulete, 12. Cuya construcción data de 1872. Declarada monumento artístico en 1977.
Arte entre dos barrios
En historia del arte nos encontramos la iglesia de San Cayetano, barroca, del S. XVII, la cual quedo casi destruida en la Guerra Civil, como le pasó a la iglesia del convento de las escuelas de pías de San Fernando, que es hoy en día sede de la UNED.
En el barrio también hay sitio para el arte con la Casa Encendida que es el ejemplo de modernización del barrio, con sus construcción industrial inspirada en el neo mudéjar del S. XIX y sus obras de arte moderno. Y la contra, que es el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, que había sido fundado como hospital San Carlos en el S. XVIII.
El Rastro, alma chulapa
El corazón de Madrid y uno de los mercados más carismáticos de España. Un sitio lleno de olores, colores y sabores de antaño, que vio el comienzo de su actividad mercantil con la apertura del Mercado viejo, en 1497.
A finales del S XVII se sumaron los negocios de la carnicería a la peletería, de éstas, fábricas de zapatos, etc. En el siglo XIX se sumaron los anticuarios y muebles varios. Siendo en la década de los 70, con los hippies cuando, llega artesanía y ropa. Cerrando la composición de este mercado tan ecléctico, que acoge cada domingo de decenas de personas.
Mítica es La Plaza de Cascorro (héroe nacional de la Guerra de Cuba), que sirve de centro de reunión del barrio.
Pocos saben, por cierto, de dónde viene el nombre del Rastro, que no es otro el motivo que el rastro de sangre animal que dejaba la matanza de los mismos en la calle Ribera.
Ésta solo es una ruta de las distintas ofertas de ocio que ofrece la capital. Una manera de conocer el sentimiento histórico más próximo del pueblo de Madrid.