Por el título del artículo, puede parecer que nos vamos a algún punto de África, pero no es así: en realidad estamos en la indonesia isla de Bali. Se trata de un lugar que conforma una península y al que podemos llegar en menos de una hora desde la capital de la isla, Denpasar.
Aparte del exótico nombre del lugar y de lo placentero de su acogida en cualquiera de sus muchos hoteles y complejos turísticos, nos encontramos con uno de los recintos más sagrados de la isla: el templo de Pura Luhur.
Si estamos de vacaciones por Bali, éste es un punto de visita obligado. Una de las vistas más espectaculares y difícilmente olvidables es la que podemos contemplar desde este lugar: al encontrarse sobre unos acantilados, dominaremos el mar abierto, mientras el sol, a regañadientes, pues no quiere dejar de ver esta tierra maravillosa, se oculta.
Belleza estática y en movimiento
Vale la pena, también en este entorno, acercarse a ver las danzas tradicionales balinesas. Podemos hacerlo todas las tardes a las seis. Eso sí: hemos de tener mucho cuidado con los “graciosos” monos que están por allí. Para empezar, evitemos tocarlos, aparte de no llevar gafas, pinzas para el pelo, pendientes y de tener mucho cuidado con las cámaras de fotos: por algún extraño motivo, les encantan…
Pura Luhur Uluwatu en sí es un templo marino balinés construido en siglo XI, uno de los nueve templos direccionales que protegen a Bali de los malos espíritus. Dentro de la península, se ubica en el pueblo de Pecatu.
La edificación se alza, solitaria y bella, al borde del acantilado, más de doscientos metros sobre el nivel del mar. De hecho, Uluwatu significa “encima de las rocas” en el idioma local. Desde su posición no sólo se domina el mar, sino que cualquiera que se acerque a la isla por el sudoeste ha de verlo, quiera o no. Es por ello que libra a Bali de los malos espíritus que pretendan alcanzarla desde este lado de la costa.
Tradición, paisaje y surf
En cuanto a las actividades que nos ofrece el entorno, aparte de ver el templo -verdaderamente curioso-; disfrutar de los bailes tradicionales –auténticamente interesantes-; y evitar que los monos nos roben cuanto les llame la atención –realmente…-; podemos ver a los expertos surfear decenas de metros más abajo. Esos sí: es una experiencia reservada sólo a quienes saben, ya que el fondo es de roca y hay muy poca profundidad.
Bali nos ofrece docenas de argumentos para visitarla… Y éste es uno de los mejores. Quien lo ha visto, lo ha vivido, y quien así lo ha hecho, da fe.