Cuándo hablamos de Lugo lo primero que a todos nos viene a la cabeza es su famosa muralla romana, la única en todo el mundo que aun tiene todo su perímetro y que es posible recorrer a pie diecisiete siglos después de su construcción. Si realizamos este paseo podremos observar la ciudad desde la altura y tener una impresión general de la que es al capital de provincia más antigua de Galicia.
Pero además de su muralla Lugo conserva muchos edificios de gran belleza arquitectónica, a pesar de que, como tantas ciudades, ha sufrido auténticos atentados contra su patrimonio artístico, algunos dolorosamente recientes como fue la destrucción de los restos de la vía romana, hace unos veinte años.
¿Qué visitar?
Perderse por el casco histórico de Lugo es toda una experiencia. Visitar la plaza del ayuntamiento, dónde aún quedan algunas de las pequeñas casas que constituyeron originalmente la plaza y en dónde se puede ver el edificio consistorial, con una fachada muy representativa del barroco gallego. La torre del Reloj se añadió en el 1873.
Muy cerca tenemos la plaza de Santa María, dónde se encuentra la catedral de Lugo, que se terminó de construir en el siglo XIII y que combina una planta románica con otros elementos típicos ya del barroco. En esta catedral tenemos cinco capillas, entre ellas la dedicada a San Froilán, el patrón de la ciudad.
Frente a la catedral, en la misma plaza,se encuentra el Palacio Episcopal, del siglo XVIII que aprovechó para su construcción partes de un antiguo palacio gótico que había sido destruido por un incendio.
Otros puntos de interés son las termas romanas, situadas fuera de las murallas, a menos de un kilómetro y que conservan baños romanos del siglo II.
Y si te cansas de caminar, para a coger fuerzas
En el centro de Lugo hay varias zonas para ir de vinos y tapas, las más famosas son la Rúa Nova (Calle Nueva) y la Praza do Campo (Plaza del Campo) dónde se puede tomar el famoso “pulpo á feira” pero también un sinfín de tapas y pinchos que tienen como base cualquier parte que te imagines del cerdo: morro y oreja son dos de las tapas más características.
El cinco de octubre se celebra San Froilán y es el día grande de unas fiestas patronales con fama en toda Galicia y que atraen a multitud de personas dispuestas a despedir a lo grande la temporada de verbenas hasta el siguiente verano.