Teruel es uno de los sitios más bonitos donde he recalado alguna vez. Una ciudad tranquila, de proporciones humanas y cuya gente tiene un carácter amigable y amable. Este pequeño lugar encierra todo el encanto consservado por siglos de cierto aislamiento geográfico; no en valde la ciudad está situada sobre un risco y hasta bien entrado el siglo XIX era muy difícil extender la ciudad por unas laderas tan empinadas.
Tan difícil era el acceso que durante mucho tiempo, en las últimas décadas, los turolenses han luchado contra el olvido institucional que deprimía la ciudad y la provincia. Hasta hace poco Teruel no contaba con unas infraestructuras en condiciones, lo que hacía que fuera una de las provincias más pobres de España.
Sin embargo, las movilizaciones de la plataforma «Teruel existe» hicieron que todo el país se solidarizara con su causa, poniéndo a Teruel en el mapa. Ahora es una ciudad más conocida, pero igual de bonita que antes. Un lugar por el que merece la pena pasar unos días en tranquilidad.
El Torico y el Mudéjar
Si vas a Teruel, tienes que pasar por la mítica plaza del Torico. En sus alrededores encontrarás la mejor gastronomía del lugar (incluído el famoso jamón de Teruel) y podrás disfrutar de ella. La pequeña escultura del torico se encuentra sobre un alto pedestal en forma de columna y rememora la fundación de la ciudad en la que unos soldados del Rey Alfonso II encontrarón el lugar idóneo para su asentamiento después de seguir a un toro guiado por una estrella.
De esa época son también las impresionates edificaciones mudéjares que hay en toda la ciudad. Está declaro Patrimonio de la Humanidad y es un conjunto de bellas torres, como la de la iglesia de San Martín, el cimborrio de la Catedral de Santa María de Mediavilla (y la techumbre) y las torres de la iglesia de San Pedro y de la iglesia del Salvador.
Leyendas de amor y muerte
Una de las historias más conocidas relacionada con esta ciudad es la de los Amantes de Teruel. Esta trágica historia de amor es la excusa para uno de los mejores festivales que vive la ciudad en el mes de febrero. Durante una semana en los alrededores de San Valentín, Teruel se transforma en un viaje al pasado y revive la leyenda de Diego de Marcilla e Isabel de Segura.