El viajero que haga una parada en la capital de Euskadi, enseguida se dará cuenta de que es una ciudad muy práctica, en la que no hace falta mover el coche para desplazarse de un lugar a otro y además todo está cerca. Es verdad que no es una ciudad en la que los grandes monumentos sean un reclamo turístico, pero si se pueden encontrar joyas como la Catedral de Santa María.
Realmente es una ciudad muy cómoda para desplazarse, con la ayuda del tranvía puedes moverte por toda la ciudad sin ningún problema. Si eres un aficionado a la bici y te gusta moverte en este transporte, no hay problema, Gasteiz está repleto de vías verdes que los locales llaman en euskera «bidegorris».
Haciendo referencia a la ecología, Vitoria es una de las ciudades que más zonas verdes por habitante tiene. Entorno a esa idea, han creado lo que han denominado Anillo verde, que es un conjunto de parques urbanos muy valiosos naturalmente hablando y que están enlazados entre sí. En 2012 de hecho fue declarada Ciudad Verde Europea.
«Celedón ha hecho una casa nueva….»
Uno de los reclamos turísticos es la bajada del Celedón que marca el comienzo de las fiestas patronales en honor a la Virgen Blanca. Después del chupinazo, Celedón baja desde la torre de la iglesia de San Miguel que está situada precisamente en la plaza de la Virgen Blanca, siempre a las 6 de las tarde de la tarde del día 5 de agosto.
Es costumbre que los que lo esperan en la plaza se vistan con el traje típico y además lo reciban con un puro en la boca y champán a raudales. Si en alguna ocasión os animáis a visitar un día como este, yo os recomendaría que os pusieseis la ropa más vieja que tengáis en casa porque terminaréis con manchas difíciles de quitar y con un olor indefinido.
Si os gusta más lo monumental
Si la fiesta no es vuestro fuerte y preferís conocer monumentos y lugares con historia, no os podéis ir de Vitoria son conocer la Catedral de Santa María. También es popularmente como la Catedral Vieja y es de estilo gótico. Desde su construcción en 1181 ha acarreado problemas en su estructura y por esa razón, se ha restaurado recientemente.
Muy pocos saben que uno de los acontecimientos más importantes que sucedieron dentro de la Catedral sucedió el día 9 de enero de 2008. Ese día, Ken Follet presentó su libro «Un mundo sin fin» en el Pórtico del templo.