El pasmo por el pasmo: el Arco del Triunfo

Junto con la Torre Eiffel, y en dura pugna con ella, el Arco del Triunfo es el monumento más representativo de París. Los cincuenta metros de alto y la base de cuarenta y cinco por veintidós recuerdan, la manera de los antiguos arcos de triunfo romanos, las victorias del ejército napoleónico.

La obra tardó treinta años en finalizarse, desde que Napoleón ordenara llevarla a cabo en 1806, tras la victoria de Austerlitz hasta que ésta se construía y terminaba durante el mandato de Louis Philippe. Por cierto que el arquitecto del faraónico arco fue Jean François Chalgrin.

Arco del Triunfo

Entre los acontecimientos que ha presenciado el parisino Arco del Triunfo cabe destacar tres: el paso de los restos mortales, en 1840, del hombre que lo solicitó, Napoleón Bonaparte; y los desfiles militares de ambas guerras mundiales: en 1919 el primero y en 1944 el segundo.

La Tumba del Soldado Desconocido

En la parte inferior del monumento, en su base, se halla la Tumba del Soldado Desconocido, un recordatorio levantado en 1921 en el que una llama siempre encendida recuerda a cuantos soldados franceses perecieron en la Primera Guerra Mundial y nunca se logró identificar.

En los cuatro pilares que sostienen el arco pueden verse grabados los nombres de las batallas ganadas por los ejércitos de Napoleón, así como los de 558 generales, de los que algunos murieron en combate, motivo por el cual sus nombres figuran subrayados.

Unas vistas impresionantes

Aunque tenga una altura de casi doscientos metros menos que la Torre Eiffel, las vistas desde la parte superior cortan la respiración de cualquiera con un mínimo de sensibilidad. No nos llamemos a engaño: París es una ciudad muy viva, muy dinámica y hallarse en la confluencia de doce de sus principales avenidas es un espectáculo del que todos deberíamos tener ocasión de disfrutar.

También merece la pena subir al arco por el ángulo privilegiado desde el que apreciaremos lo Campos Elíseos y el Barrio de la Defensa. Para subir, hemos de entrar al arco y trepar por los doscientos sesenta y ocho escalones (no son tantos, si pensamos en la recompensa) que separan el suelo de la terraza. Además, en el interior también existe un pequeño museo y podemos aprender algunos de los datos sobre la construcción del monumento.

Un acceso peligroso

Un consejo importante: para alcanzar el sitio de la Plaza Charles de Gaulle donde se halla el Arco, debemos usar los pasos subterráneos que salen desde varias avenidas: es muy arriesgado cruzar una calle cuya rotonda es una de las más peligrosas del mundo, tanto para peatones como para coches.