Cuando era más joven trabajé algunas temporadas como camarero en lo que se suele llamar “el Norte”, aunque no sea ni la zona más septentrional de España ni sea el único norte español. En aquel tiempo ya hacía con cierta frecuencia este recorrido del que voy a hablaros ahora. Sin duda mis referencias no son las únicas válidas, muchas incluso habrán desaparecido, pero continúa habiendo mucho que ver y hacer.
Supongamos que nuestro punto de partida es Donostia o San Sebastián, una de las ciudades más bonitas de la península, y donde bien podemos pasar dos días entre La Concha y Zurriola, el Igeldo y el Urgull, el Kursaal y el Peine de los Vientos. Quien no ha estado en Donosti no sabe lo que se pierde. Recuerdo un bar bueno y barato junto a la estación de autobuses, yendo hacia el centro; pero no el nombre.
Una de las formas alternativas de conocer la “Ribeira sacra” es realizando alguna de las rutas fluviales que cruzan el Sil y el Miño en catamaranes. La mayoría de estos viajes se realizan durante la primavera y el verano y además de poder disfrutar de los paisajes tan característicos de esta zona se realizan visitas a bodegas para probar sus famosos vinos.
Uno de los viajes más bonitos es el que incluye todos los cañones del Sil partiendo del embarcadero de San Esteban, situado a doce kilómetros de Os Peares. Allí se toma el catamarán que nos conducirá por un recorrido de unos trece kilómetros a través de los cañones superiores del Sil.
El tradicional Concurso Internacional de Fuegos Artificiales de San Sebastián-Donostia cumple 50 años.
La idea surgió en 1963 desde el Centro de Atracción y Turismo de la ciudad. Se planteó como una manera de ofrecer un premio a las empresas pirotécnicas que se trasladaban hasta allí para ofrecer sus espectáculos en las fiestas de la Semana Grande.
De esta manera se garantizaba que cada año el espectáculo de magia y color ganara en calidad para poder optar al premio y así poco a poco compañías extranjeras de renombre se sintieron atraídas a participar trayendo sus innovaciones. Pronto esta aventura fue secundada por otras ciudades como Blanes, Cannes en el 67 y Mónaco en el 69.
Rodeado de una belleza natural
Una de los mayores atractivos de este certamen y que lo hace único para los miembros que componen su jurado es la vista espectacular que les ofrece la habitación desde donde los observan en el Hotel Londres.
Desde allí tienen una vista magnífica de los jardines del Alderdi Eder, el lugar desde donde se lanzan los fuegos. Además, su reflejo en el agua del mar les hace doblar el efecto de la luz.
Los expertos tienen en cuenta factores como la originalidad, la intensidad del fuego, la novedad de los efectos, las figuras que los fuegos crean en el cielo, la armonía con la que se lanzan y, también, la combinación que crean el sonido y la luz.
Referente dentro y fuera de nuestras fronteras
Este concurso es el referente de otras exhibiciones, tanto en España como fuera, llegando a recibir en 1984 la visita de una delegación canadiense (país que actualmente acoge a los tres concursos más importantes del mundo en las ciudades de Toronto, Montreal y Vancouver) que estuvo interesándose por cómo se organizaban.
El gran espectáculo de luz y pólvora se ha mantenido como referente principal en los festejos de la Semana Grande donostiarra a pesar de todos los cambios que ha habido durante estos 50 años. A pesar de que ahora hay muchas más actividades sigue siendo el núcleo de estas fiestas.
En 1982 se reconoció al pirotécnico Mario Igual el gran mérito de ganar cinco veces consecutivas el certamen concediéndole el Tambor de Oro.
Y una sorpresa final
Una tradición que se mantiene año tras año y que culmina con otra tradición, la de ir a tomar un helado tras la contemplación de los fuegos.
Esperemos que sigamos disfrutando de espectáculos tan soberbios como los que hasta ahora hemos podido ver.
Con este nombre, quizás a nadie le suene, pero así se denomina también a una de las ciudades más bonitas y románticas de España: Donostia. No hay momento en nuestro paseo en el que no nos quedemos alucinados con las vistas, sus señoriales edificios, la famosa playa de la Concha, el rico olor a la mejor gastronomía en la parte vieja….
Verdaderamente es una ciudad mágica durante todo el año, pero hay tres fechas muy especiales para visitar la ciudad: el día San Sebastián, Semana Grande y El festival de cine en septiembre. En estos tres momentos, es cuando la ciudad más brilla y más colorido tiene, pero en realidad, todos los días parece renovarse su magia.
Hay muchísimas cosas que comentar sobre ella, porque ofrece al visitante multitud de opciones, de ocio, cultura, gastronomía, diversión... y esa diversidad la hace especialmente rica. Sus calles y espectaculares edificios se abren paso ante nosotros para disfrutar precisamente de esa gran oferta que nos brinda esta ciudad.
El Boulevard
El Boulevard es el centro neurálgico de la ciudad, es donde todo el mundo se reúne para pasear, tomar algo o degustar los mejores pintxos. Es en este punto donde a cada paso encontraremos tabernas con barras interminables llenas de pintxos muy elaborados que seguro os encantarán.
Si os gustan las salidas nocturnas, en la parte vieja de la ciudad encontraréis pubs y bares de todos los estilos, desde bares más tradicionales donde degustar una copa o un cocktail con mucho estilo, a aquellos con estilos musicales más concretos. Si soys amantes del heavy y de la buena música, os recomiendo un bar llamado Minuto y Medio que está situado al lado del mercado de la Bretxa y pegado al Boulevard.
El Kursaal y la Zurriola
Cuando se construyó el Kursaal muchos estuvieron en contra de su estética y su diseño porque rompía totalmente con el aire señorial de la ciudad. Este audiotio que acoge todo tipo de eventos, el más famoso de ellos el Festival de Cine, está muy cerca del conocidísimo Hotel María Cristina en el que se han alojado grandes personalidades de todos los ámbitos.
Los amantes del surf también tienen su hueco en la ciudad. La playa de la Zurriola, que tiene una longitud de 800 metros, es un marco perfecto para coger unas olas y disfrutar del mar. Los que prefieran sentirse libres y practicar nudismo,pueden hacerlo sin problemas y con total libertad.