Se estima que las primeras catedrales, abadías, monasterios y basílicas, etc., (como las conocemos actualmente) emergieron por Europa hacia los siglos XI y XII, cuando la extraordinaria actividad constructiva reflejó tanto la cultura religiosa como el poderío de la nación donde estaba.
La mayoría de los países cristianos rivalizaban entre sí por tener los edificios más grandes y bellos y el denominador común era Dios y la Guerra, sin contar lo que demostraban económicamente, aunque algunos de estos países casi estaban en bancarrota.
La mayoría de las catedrales tienen una arquitectura amplia, exageradamente decorada y si la vemos al detalle un poco siniestra, tanto es así que muchas de ellas en lo más alto de sus tejados tienen gárgolas.
¡Pero qué bichos más feos!
¿Qué hacen un grupo de gárgolas en el tejado de una catedral gótica cristiana? Pues esto se lo debemos a los artistas medievales, que no solo creían en Dios de manera fehaciente, sino que también creían en demonios, brujas y muchos mitos ancestrales. Las gárgolas ahuyentaban a todo ser maligno que quisiera entrar en la casa de Dios, pero también eran desagües para los tejados.
Masas controladas
Pero no solo las gárgolas son uno de los misterios y enigmas que pululan por las catedrales góticas, la mayoría de los constructores de aquella época plasmaban en piedra tanto en el interior como en el exterior, secretos y conocimientos astronómicos, físicos y alquímicos, símbolos religiosos pero también esotéricos y místicos e incluso criaturas fantásticas salidas de unas mentes posiblemente demasiado calenturientas.
El hecho de que las bóvedas sean tan amplias y altas era una simple estrategia casi de control mental: cuando se celebraba alguna misa, al unir los cánticos y la luz procedente del exterior ejercían un control casi hipnótico en los fieles, grabándoles temor y obediencia a Dios.
El secreto estaba en el ambiente
Sus vitrales y sus rosetones, que fueron una de las finalidades de los maestros vidrieros que siguieron el nuevo pensamiento e innovación técnica y arquitectónica de la época, produjeran un ambiente especial y místico ya que la mayoría de las vidrieras multicolores tienen motivos bíblicos, su influencia para los fieles de aquella época fue tal que se sentían cerca de la gloria celestial.
Muchos historiadores afirman que estas obras tan magnificas fueron hechas por constructores masones, teniendo su origen en la orden de los caballeros templarios, ya que estos aportaron una sustancial suma económica para sus construcciones.
La verdad es que las catedrales son joyas arquitectónicas, son hermosas y te hacen pasear por una Historia muy antigua. No importa los misterios y enigmas que puedan tener, que seguro tendrán, lo importante es el legado que nos dejaron aquellos hombres que tenían una hermosa idea y la supieron plasmar.
Se abre aquí una ruta, la de las catedrales y construcciones religiosas que, con tiempo, iremos siguiendo.