Ruta de la sidra: Gijón

Aunque queda cerca de un mes, no dejo de pensar en levantar el vuelo y buscar destinos para Semana Santa. Llevo así varios días. Hoy no sé si será por el frío que empieza a levantarse nuevamente, o por pensar en el fin de semana. Pero me da en el paladar las palabras Gijón y sidra.

Tras buscar el resultado fue: Ruta de la Sidra. Cosa que me sonó a gloria. Ofertándolo en la página oficial de la ciudad, nos hablan de disfrutar de toda la cultura que surge alrededor de sus caldos, dulces de manzana, lugares de venta míticos junto a la posibilidad de catar sus bebidas.

Para disfrutar de esta ruta nos sugieren tres bonos, que están a la venta en las Oficinas de Turismo y en la tienda online de la misma página web. Podremos escoger una oferta u otra según nuestras necesidades, economía o tiempo.

Bono gusto

Consiste de la degustación de una botella de sidra acompañada de una tapa o acompañamiento que se adapta a la gastronomía de la tierra, todo al precio económico de 4 euros. Este bono también se puede comprar en Infogijón y en Escalerona.

El conjunto de sidrerias y merenderos que participan en esta promoción hacen un total de 24 establecimientos.

Bono origen

La Ruta de la Sidra nos propone, a través de Bono Origen, una forma diferente de vivir la tradición de la elaboración de la sidra. Visitando distintos llagares, que son los lugares de fabricación de este caldo de manzana. Donde conoceremos de primera mano cómo se hace la sidra y su forma tradicional de servirla o “escanciarla”.

Finalmente, nos proponen degustar una de las botellas de la propia producción del llagar, acompañado de un detalle gastronómico. Todo ellos por 8 euros.

Bono capricho

Esta oferta combina diferentes propuestas para disfrutar de la sidra. La visita empieza en el Jardín Botánico, para entender el proceso desde el propio manzano, así como las distintas variedades de su fruto y como resultado, los distintos tipos de sidra.

Nuevamente, tendremos la oportunidad de continuar nuestro camino degustando una botella acompañada de un pequeño plato típico y con dulces elaborados con la bebida o de la manzana. Que estarán elaborados por las diversas confiterías de la ciudad, asociadas al proyecto.

Todo esto por el precio de 10 euros.

¿Qué os parece la idea? No se me ocurre un plan mejor para complementar la visita a la ciudad, siempre con su debida precaución. No es menester que tras una larga jornada se nos olvide todo lo vivido por no saber administrar la graduación de sus bebidas ¡Hay que disfrutar Gijón!

Burgos, ciudad increíble

Esta hermosa ciudad, ubicada al norte de nuestra Península Ibérica, ofrece a propios y ajenos un legado de historia arraigada desde aproximadamente un millón de años de antigüedad, donde los protagonistas fueron y son los antepasados encontrados en los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, teniendo gran relevancia otros grandes descubrimientos como los Dolmen de las Loras, los Santuarios rupestres de Ojo Guareña, las Necrópolis de la edad de hierro o huellas fósiles de dinosaurios.

Burgos ofrece infinidad de rutas alternativas para el disfrute cultural (antiguo o moderno), gastronómico, vinicultor, etc., donde pasarse unos días será el placer de muchos de sus turistas.

Catedral Burgos

La maravillosa catedral

Una de las visitas más concurridas es a la Catedral de Burgos, es uno de los más bellos y extraordinarios monumentos del arte gótico: su construcción se inició alrededor del año 1221, siendo consagrada por el año 1260, aunque su construcción se prolongó hasta el año 1765, esto otorgó que esta catedral tenga incorporados otros estilos artísticos de épocas siguientes, pero siempre predominando el arte gótico.

El conjunto barroco único en España es la Villa Ducal de Lerma, donde encontraremos el Palacio Ducal y la Plaza Mayor, el conjunto conventual de San Pedro y demás donde la historia nos invita a vivirla.

Un brindis por la belleza

En la Ribera burgalesa se encuentran las mayores zonas dedicadas al viñedo con sus excelentes bodegas, que pueden ser visitadas con cita previa, donde podremos catar algunos de sus caldos tan prestigiosos de la Ribera del Duero.

Las espectaculares vistas que nos ofrecen los paisajes de las Lagunas Altas de Neila nos dejaran completamente sorprendidos, sus maravillosos cuadros naturales y su aire limpio y fresco nos renovarán para el resto del día, donde también podremos visitar históricas localidades de la zona como Quintanar de la Sierra y Salas de los Infantes con sus extensos bosques pinares que nos acompañarán en el trayecto.

Paisajes sobrecogedores

El antojo geológico de Puentedey y el Pantano del Ebro en Arija completan una interesante ruta provincial donde los ríos Ebro y Nela dibujaron numerosos valles y angostos desfiladeros formando fértiles tierras.

El tema de la gastronomía burgalesa es conocida en toda la región española, con sus ricos y gustosos platos que hacen que el paladar esté en la gloria: podemos encontrar guisos como el lechazo asado, morcilla de Aranda, morcilla y queso de Burgos, sopa burgalesa, caracoles a la burgalesa y, como postres, los más deliciosos dulces, como las perronillas, almendras garrapiñadas, postre del abuelo, sin descontar los sabrosos vinos que ofrece esta tierra provenientes de la Ribera del Duero.

El Coliseo de Roma: ayer y hoy de los romanos

Además de hacerlo en el espacio, hasta Roma, hoy viajaremos en el tiempo y nos detendremos en el año 72 de nuestra era. Nada menos. Ese fue el año en el que el emperador Vespasiano ordenó construir el anfiteatro más célebre del mundo.

Comenzadas las obras en el 72, el mayor anfiteatro de la Roma Clásica se terminaba sólo ocho años después, durante el mandato de Tito. Las dimensiones de esta mole alcanzaban, según el moderno sistema métrico decimal, 188 metros de longitud, 156 de ancho y 57 de altura.

Coliseo

Pero el Coliseo no se construyó para deleite del turista del siglo S XXI (Vespasiano fue un emperador con cierta visión de futuro, pero no tanta), sino respondiendo a otra necesidad. La clave está en un latinajo: “Panen et cicences”. Pan y circo:

¡Larga vida al emperador!

Ante las no siempre buenas condiciones de vida de la capital del imperio, el emperador debía temer constantemente por su trono y por su vida, pero pocos se atreverían a atentar contra él si éste tenía al pueblo a su favor ¿Qué hacer? Pues los romanos no pedían demasiado: que los mantuvieran alimentados (pan) y entretenidos (circo).

El caso es que funcionó, y el emperador falleció por causas naturales (una infección intestinal, curiosamente). Sea como sea, Tito, hijo mayor y sucesor de éste vio concluirse las obras de lo que entonces se bautizaba como Anfiteatro Flavio: más de 50.000 romanos podían acudir  sus espectáculos favoritos.

Cinco siglos de juegos

¿Cuáles eran estos espectáculos? Pues muestras de animales exóticos, ejecuciones de prisioneros, recreaciones de batallas, peleas de gladiadores… Y un cartel parecido durante más de 500 años, hasta que se celebraron sus últimos juegos en el siglo VI.

Durante muchos siglos, el Coliseo se ha abandonado ante saqueos, terremotos y hasta bombardeos en la II Guerra Mundial. Del mismo modo, se ha usado de iglesia, almacén, cementerio e incluso ha funcionado como castillo para residencia y solaz de nobles.

Un gran atractivo para Roma

Hoy en día, unos seis millones de turistas rinden visita a un monumento que, junto con el Vaticano, es el mayor atractivo de Roma. El siete de Julio de 2007 se declaraba a este edificio una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Como a cualquier otro monumento de su importancia, lo rodean una buena cantidad de anécdotas y curiosidades. Por ejemplo, debe su actual nombre a una enorme estatua de Nerón, erigida tras el incendio de Roma, “El Coloso de Nerón”. La inauguración del edificio se celebró con cien días de juegos, decretados por Tito, lo que supuso la muerte de unos 2.000 gladiadores.

Y así podríamos seguir durante líneas y líneas, hablando de un trozo de Historia universal por cuya entrada pagaremos un máximo de 12 euros. Es cierto que ver, lo que se dice ver, veremos pocas cosas, ahora bien, si conocemos algún retazo de Historia, sentiremos muchas