La otra Ibiza: paraíso hippie

Es increíble el cambio que ha tenido la isla de Ibiza en las últimas décadas. Desde aquellos años en los que personas venidas de todas partes del mundo encontraba en sus playas la paz y el bienestar necesarios para vivir.

Y es que en la isla no todo siempre ha sido fiestas, raves en la playa y música electrónica. Aunque si es verdad que poco queda de esa vertiente hippie que invadió las playas y cuevas de mensajes de amor y paz, Ibiza sigue teniendo sus calas, mercados hippies y sus lugares donde aún remansa la tranquilidad.

Los hippies llegan a la Isla

Tras la II Guerra Mundial y sus barbaries el mundo se conmocionó. Un nuevo movimiento se estaba gestando, el cual exigía la paz y la palabra como arma. Seguidores de esta manera de vida, la conocida como hippie encontraron en la isla de Ibiza un paraíso donde tenían todo lo que andaban buscando.

Jóvenes europeos y americanos llenaron la isla en los años 60, poniéndola al mismo nivel dentro de este movimiento que San Francisco o Ámsterdam. Pero que fue decayendo a medida que los 70 fueron desapareciendo abriendo paso a los 80.

Es Canar, esencia hippie

Aunque han pasado más de treinta años desde que los hippies fueran desapareciendo, ellos y su influencia no se han perdido del todo. La esencia de aquellos años junto con la protección de algunos lugares que se mantienen casi vírgenes, siguen en la parte norte de la isla.

Uno de ellos es la playa de Es Canar, a unos veinte kilómetros al norte de Ibiza. Un lugar que ya en su forma es muy insinuante, pues tiene forma de media luna con arena dorada y aguas cristalinas.

Es un sitio donde poder disfrutar con la familia por el día, pues es una playa de ambiente familiar, aparte de ser un buen lugar donde hacer deportes acuáticos como submarinismo. Algo que favorece la claridad de sus aguas.

Pero también es un punto de encuentro una vez que el sol cae, los más jóvenes disfrutan de terrazas chill out en la zona del puerto. Un lugar en donde se sigue manteniendo esa magia hippie, pues todos los miércoles es el punto de reunión donde comerciantes y artesanos sitúan el mercadillo tradicional hippie.

Ibiza tiene miles de calas como la de Cala Nova, Cala Llenya, Talamanca o la Cala de San Vicente. Que aunque se encuentran fuera del municipio merece la pena visitar.

Playas que recorrer y descubrir y que aun poseen esa magia y fuera de los que un día quisieron cambiar el mundo, quizás por eso la isla es uno de los lugares más magnéticos del mundo.

Santillana del Mar, la villa de las tres mentiras

A esta preciosa ciudad de Cantabria se la conoce popularmente como la villa de las tres mentiras porque como se suele decir: ni es santa, ni es llana ni tiene mar.  Eso si, el municipio en si no solo tiene mar, sino que tiene una de las playas más bonitas de la costa de Cantabria, la de Santa Justa, con permiso de la preciosa playa del Sardinero, de Santander.

Mucha gente visita Santillana del Mar de paso que viaja a las cuevas de Altamira. Aunque actualmente lo que se puede visitar es el museo de Altamira, una preciosa réplica de la cueva original, que a penas puede ser visitada para evitar dañar un legado de tanta importancia histórica.

Pero la villa en sí misma es muy merecedora de una visita, ya que en sigue conservando el aspecto de una pequeña villa medieval. Su centro es totalmente peatonal y perderse por esas calles adoquinadas dónde no hay coches ni el bullicio normal de otras ciudades y rodeados de edificios históricos de aires medievales, te transporta a otra época.

Edificios históricos

La colegiata de Santa Juliana es uno de los edificios más importantes de Santillana del Mar. Fue construida en el siglo XII sobre un santuario que a su vez se erigió supuestamente sobre la tumba de Santa Juliana.

El actual Hotel Altamira, que fue el palacio de los Valdivieso y fue construido en el 1710. Además de este palacio, uno de los más bonitos, podemos muchos otros palacios y casonas. No debemos de olvidar que la villa en su totalidad es considerada Conjunto Histórico Artístico. También destacala Torrede Don Borja, de origen medieval aunque ha sufrido numerosas reconstrucciones.

En Santillana también podemos encontrar numerosos museos, uno de los más visitados, sin contar el de Altamira, es el Museo El Solar, dónde se exponen diferentes instrumentos de tortura de los que utilizaba la tristemente famosa inquisición española.

En las afueras de la villa hay también un zoológico y jardín botánico dónde además de animales de todo tipo tienen el llamado Parque Cuaternario, dónde se pueden ver réplicas de los animales que recorrían la zona en los tiempos en que se pintaron las cuevas de Altamira.

Gastronomía

En Cantabria, como en todo el norte de España, comer bien es lo más sencillo del mundo. Si te alejas un poco del circuito turístico podrás disfrutar de maricos y pescados de gran calidad a precios razonables o si prefieres la carne, la vaca tudanca es muy típica de la zona. También es fácil encontrar carne de buey de gran calidad. Para el postre, lo más típico de la zona son sus variedades de hojaldre.