Destino: las Islas Cíes

Solo 50 minutos hacen falta para llegar desde Vigo a una de las mejores playas del mundo, las conocidas como Islas Cíes. Un archipiélago formado por sus tres islas: Isla Monteagudo (Norte), Isla del Faro (Medio) y la Isla San Martiño (Sur).

Hace años el periódico británico de “The Guardian” propuso una lista con las mejores playas del mundo, en la que incluyo a la isla de Rodas de Cies. Algo que a nadie puede extrañar teniendo en cuenta sus increíbles paisajes, rutas y, como no, sus playas.

Estas islas fueron declaradas “Parque Natural” en 1980. Consiguiendo el título de “Parque Nacional de las Islas Atlánticas” posteriormente, en 2002.

Cómo Llegar

Localizadas en plena entrada de la ría de Vigo, la única forma de llegar a dichas islas es por mar mediante transporte marítimo. Podrás conseguir un billete en el puerto de Vigo, por un precio que suele rondar alrededor de los 16€ a los 18,50€, según la época del año en las que las quieras visitar.

El parque, al tratarse de un paraje natural, tiene un acceso restringido de 2200 personas diarias. Por lo que es muy recomendable reservar con antelación.

Dónde alojarse

Existe la posibilidad de quedarse hasta un máximo de 15 días en este paraíso natural. Aunque  debes saber que la única forma de alojamiento es el acampar.

Para ello hay una zona habilitada cuyo nombre es “Camping Illas Cíes”. El cual tiene una capacidad arreglada para unas 800 plazas diarias, con una reserva anticipada siempre.

El precio varía según la tienda y las plazas que ocupen:

–        Acampada con tienda propia: 8,50€ hueco de tienda,  7,95€ adultos y niños 5,95€ (3-12 años).

Si no se tiene tienda se puede alquilar en el propio camping mínimo para 2 noches. Las plazas serán de 2 o 4 personas. E Incluye somier, colchón y sabanas bajeras. (Siendo doble para las de 4 personas)

–        Alquiler tienda para dos personas: entre 30-38€

–        Alquiler tienda para cuatro personas: entre 38-54€

Qué ver

Está claro que todo lo que hay que ver en este paraje es naturaleza. Puedes dedicarte a relajarte en sus playas o aventurarte a inspeccionar la zona con sus rutas para practicar senderismo.

Ruta del Faro: Un clásico para los visitantes de las islas. En ella puedes adentrarte en el bosque que contiene la isla y a medida que avanzas hasta su faro poder contemplar sus vistas, no solo de las islas, sino contemplar la inmensidad del océano.

Ruta del Faro da Porta: Bordeando el mar.

Ruta do Monteagudo: La ruta más larga por toda la Isla Norte.

Vive una experiencia única en uno de los paraísos más expendido del territorio español.

El regreso al destino

Todos conocemos a alguien, o puede que incluso sea tu caso, que año tras año regresa al mismo lugar por vacaciones. El mío lo fue durante tres o cuatro años. Cada mes de agosto, la familia se subía al Peugeot 505 y, con mi padre al volante, nos dirigíamos a un minúsculo pueblo pesquero: Combarro.

Aunque soy joven, estos recuerdos datan de hace unos treinta años, de modo que los ojos del niño que era entones distorsionaban la realidad y el tiempo distorsiona el recuerdo. Pero no quiero ofrecer los datos exactos que sin duda Internet puede arrojar: se trata de un artículo de recuerdos, de añoranza de un tiempo feliz a pesar de que el actual no me es adverso. De regreso a cuando no sabía que algún día iba a escribir sobre Combarro.

El regreso al destino
Combarro

El día uno de Agosto tocaba levantarse prontito y llenar el coche de maletas, neveras de camping, comida, balón de playa, sombrilla y, en el espacio que sobraba, nos encajábamos mi madre, en el asiento del copiloto para no marearse, mi hermana y yo mismo.

Cerca de todos lados

Tras hora y pico por las infernales carreteras gallegas de la época, llegábamos al pueblecito, a pocos kilómetros de cualquier sitio pero a una distancia insalvable de cualquier lugar para las cortas y regordetas piernas de un niño.

La casa que ocupábamos daba a la plaza del pueblo, que a su vez estaba justo junto al mar, de modo que en las fiestas, supongo que de mediados de mes, veíamos el disputado y no siempre limpio partido entre solteros y casados.

A partir de aquí, recuerdos. Inconexos pero felices. Como el cruceiro de la plaza, los hórreos, las calles estrechas… y el mar. Un agua salada de la que más de una vez me tragué una buena bocanada por calcular mal mi resistencia a respirar.

Un mar que se empapa de Combarro

Un mar cuyas aguas me irritaban allí donde el bañador, de fibra sintética me rozaba la parte del cuerpo que se movía contra él. Un mar donde aprendía a pescar y a hacer amigos inolvidables que seguramente me hayan olvidado ya.

Un mar del que extraje gobios, anguilas y amigos (como Óscar, un niño inquieto que conquistaba a los mayores y divertía a los pequeños) a partes desiguales. Un mar que sólo era acogedor y amistoso porque bañaba unas costas y unas gentes que le enseñaron lo que significa ser acogedor y amistoso. Un mar que bañaba y se empapaba de Combarro.

Menorca, un paraíso de Maó a Ciutadella (I)

Esta maravillosa isla es nada menos reserva de la biosfera, gracias a la magnífica integración que se lleva a cabo en cuanto al consumo de recursos, el cuidado del patrimonio natural y cultural y el desarrollo de una actividad económica que procura ser sostenible.

Y no es para menos, porque de punta a punta de la isla descubrimos lugares llenos de encanto. Desde pueblecitos de pescadores a playas salvajes en pequeñas calas. Además, Menorca rebosa historia y cultura por los cuatro costados.

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A Coruña, ciudad Cautivadora

Hace muchos años, entre unas amigas y yo decidimos visitar la comunidad de Galicia o por lo menos parte de ella, el tren salió de Chamartín en Madrid y, cogiendo vía, llegamos a Santiago de Compostela como base de operaciones, pero lo que nos dejó encandiladas fue el trayecto, ya entrando en esta hermosa región percibimos que sus verdes aunque de distintas tonalidades coincidían perfectamente entre sí, dejándonos sin habla.

Sus hermosas praderas, sus montañas, sus parajes, sus colores nos transportaron a una época no vivida, donde tanto las hadas como los duendes o las brujas podían aparecer en cualquier momento para saludarnos.

2246-Concello da Coruña

Al fin llegamos a Santiago de Compostela, como he mencionado antes, como base de operaciones, desde allí, donde íbamos a pernoctar durante algunos días en un hotelito barato pero muy coqueto y extremadamente limpio, planearíamos como serian parte de nuestras vacaciones.

Reponiendo fuerzas

Como habíamos llegado esa mañana y el trayecto aunque asombroso también fue un poco cansado, nos dispusimos a encontrar un restaurante para picotear algo, y encontramos uno pequeño pero muy acogedor donde su gastronomía no tenía que envidiar a los mejores restaurantes de la zona.

Como buena zona de mariscos, pedimos una mariscada para todas, acompañada de un perfecto vino albariño muy fresquito; y finalizanda con un postre típico de allí, del cual no recuerdo el nombre pero que me encantaría recordar, ¡estaba delicioso!

Po-las rúas

Después de este suculento banquete decidimos visitar algo de Santiago de Compostela, para bajar un poco la extraordinaria comida, paseando, hablando y parándonos a cada metro por sus callejuelas impresionantes y sin darnos cuenta llegamos a su catedral, que nos impactó sobremanera sólo por fuera. Decidimos entrar y su gran belleza arquitectónica nos dejó sin habla.

2472-Pazo de Trasariz en Vimianzo (Coruña)

Al día siguiente decidimos ir a La Coruña en autobús y lo primero que hicimos es ir a una agencia de viajes para que nos dieran un folleto de los sitios más turísticos y visitados, pero para hacerlo nosotras mismas, o sea, ir a nuestro aire, parar dónde y cuánto tiempo quisiéramos.

Lugares inolvidables

Nuestra primera parada fue la “Torre de Hércules”, sabiendo que es el faro más antiguo del mundo y que aún está activo, nos dejamos cautivar por los paisajes (y el ventarrón) que se pueden ver desde esta hermosa atalaya, decidimos subir al faro (agotador) pero no importó, porque nada tienen que ver las vistas desde abajo, que son preciosas, con las vistas desde lo alto en el faro, que son magníficas.

Después fuimos por el Paseo Marítimo, con sus encantadoras vistas como postales marinas, como si fueran cuadros de acuarela.

Volvería una y mil veces

Al día siguiente nos fuimos a la playa y el problema era que no sabíamos a cuál ir ya que todas nos parecían preciosas y nos decantamos por la playa “De Las Adormideras”, increíble esta playa, y preciosa ¡que arena más fina!, después nos fuimos a visitar el “Museo de la Ciencia” (fenomenal), “la Casa del Hombre” (fantástico) y el “Acuario” (precioso), donde nos lo pasamos como si fuéramos crías.

Tengo ganas de volver a ver aquellos rincones gallegos donde mi imaginación se disparó sin que nada la frenara, bueno, solo la frenó el continuo parloteo de mis amigas, que me regresaron a la realidad.

La Gomera, el tesoro escondido de las Islas Canarias

Hablamos de tesoro escondido porque es una de las Islas más desconocidas del archipiélago Canario. Quitando el Parque Nacional de Garajonay poco más sabemos sobreLa Gomera los que no somos isleños. Quizás precisamente porque no se ha visto tan explotada por el turismo es uno de los lugares que mejor preserva las tradiciones ancestrales.

Un ejemplo de esto es la lengua silbada conocida como Silbo Gomero, que aún se conserva y se enseña en los colegios. Ha sido considerada Patrimonio dela Humanidad. También se siguen elaborando cerámicas artesanales mediante los mismos métodos ancestrales que utilizaban los pobladores originales de la isla.

El Parque Nacional de Garajonay

Es un lugar maravilloso por el que parece no haber transcurrido el paso del tiempo, anclado en un pasado que se remonta a la era terciaria, dónde eran comunes este tipo de bosques en toda Europa pero que ya solo se conserva en este lugar. Las eternas nieblas contribuyen a darle un aire mágico y envuelto en la leyenda. Además de muchas especies de plantas y flores propias de la isla, también hay cientos de animales que no se encuentran en otros lugares.

En este parque es posible realizar diferentes rutas de senderismo, con o sin guía y con diferentes niveles de dificultad pudiendo encontrar caminos aptos para todo tipo de personas con una forma física normal.

Los Órganos

En el norte deLa Gomerapodemos ver los Órganos, unas paredes de roca volcánica que han sido formadas por antiguos restos de lava volcánica enfriada lentamente formando columnas y pilares y sometida a lo largo de los años a la erosión del mar. La forma recuerda a los tubos de un órgano y de ahí le viene el nombre.

No es posible observarlos desde tierra, así que si quieres verlos tendrás que realizar una excursión por mar que vale la pena contratar para gozar de esta espectacular escultura natural.

Gastronomía deLa Gomera

En La Gomerapuedes disfrutar de una gran variedad de fruta tropical: mango, plátano o guayaba que puedes endulzar con miel de palma, muy típica de la isla. Pero si te gusta el queso, no puedes dejar de probar el que muchos han calificado como el mejor  queso fresco del mundo, elaborado con leche de tres razas diferentes de cabras autóctonas.

A partir del queso muy curado típico deLa Gomerase crea el almagrote, una especie de paté de queso rayado y pimienta roja picante, ajo, aceite de oliva y en algunos casos, tomate.

La otra Ibiza: paraíso hippie

Es increíble el cambio que ha tenido la isla de Ibiza en las últimas décadas. Desde aquellos años en los que personas venidas de todas partes del mundo encontraba en sus playas la paz y el bienestar necesarios para vivir.

Y es que en la isla no todo siempre ha sido fiestas, raves en la playa y música electrónica. Aunque si es verdad que poco queda de esa vertiente hippie que invadió las playas y cuevas de mensajes de amor y paz, Ibiza sigue teniendo sus calas, mercados hippies y sus lugares donde aún remansa la tranquilidad.

Los hippies llegan a la Isla

Tras la II Guerra Mundial y sus barbaries el mundo se conmocionó. Un nuevo movimiento se estaba gestando, el cual exigía la paz y la palabra como arma. Seguidores de esta manera de vida, la conocida como hippie encontraron en la isla de Ibiza un paraíso donde tenían todo lo que andaban buscando.

Jóvenes europeos y americanos llenaron la isla en los años 60, poniéndola al mismo nivel dentro de este movimiento que San Francisco o Ámsterdam. Pero que fue decayendo a medida que los 70 fueron desapareciendo abriendo paso a los 80.

Es Canar, esencia hippie

Aunque han pasado más de treinta años desde que los hippies fueran desapareciendo, ellos y su influencia no se han perdido del todo. La esencia de aquellos años junto con la protección de algunos lugares que se mantienen casi vírgenes, siguen en la parte norte de la isla.

Uno de ellos es la playa de Es Canar, a unos veinte kilómetros al norte de Ibiza. Un lugar que ya en su forma es muy insinuante, pues tiene forma de media luna con arena dorada y aguas cristalinas.

Es un sitio donde poder disfrutar con la familia por el día, pues es una playa de ambiente familiar, aparte de ser un buen lugar donde hacer deportes acuáticos como submarinismo. Algo que favorece la claridad de sus aguas.

Pero también es un punto de encuentro una vez que el sol cae, los más jóvenes disfrutan de terrazas chill out en la zona del puerto. Un lugar en donde se sigue manteniendo esa magia hippie, pues todos los miércoles es el punto de reunión donde comerciantes y artesanos sitúan el mercadillo tradicional hippie.

Ibiza tiene miles de calas como la de Cala Nova, Cala Llenya, Talamanca o la Cala de San Vicente. Que aunque se encuentran fuera del municipio merece la pena visitar.

Playas que recorrer y descubrir y que aun poseen esa magia y fuera de los que un día quisieron cambiar el mundo, quizás por eso la isla es uno de los lugares más magnéticos del mundo.

El camino francés, el inicio 2ªparte

De Saint Jean Pied de Port a Honto

En Francia, el camino nos viene señalizado y muy bien en colores blanco y rojo, aunque también podemos encontrarnos alguna flecha en color amarillo, pero como ya os he dicho los colores son rojo y blanco.

Después de cruzar el rio Nive a paso ligero pues el camino no es precisamente corto, salimos a la Rue d´Espagne. Aquí quien opte por la variante de Valcarlos-Luzaide deberá girar hacia la derecha y seguir la nacional.

Yo sigo la nacional hacia la izquierda y enseguida voy a tomar a una carretera local con una fuerte subida que viene señalizada como ruta de Napoleón y que me deja sin aliento, pero como llevo buenas provisiones puedo seguir luchando por caminar. Por lo visto, este fue el paso utilizado por las tropas napoleónicas en la invasión de España y que también es la calzada romana de Burdeos a Astorga, llamada también Via Aquitania.

De Honto a albergue Orisson

Como ya dije en el artículo de ayer el único sitio donde encontrar un albergue es en Orisson. El trayecto hasta encontrar el albergue no es fácil, y un año más me doy cuenta de que los años no pasan en vano, y llevar alimentos y bebidas (isotónicas y/o agua) son fundamentales si queremos sobrevivir al intento y poder llegar para poder descansar bien.

Bueno como os decía a la salida de la carretera que estábamos antes tomamos un atajo a mano izquierda que, a pesar del fuerte repecho, nos ahorra una gran curva de la carretera. Accedemos a esta poco después y la seguimos unos quince minutos hasta el albergue Orisson. Una vez allí ya puedo respirar tranquila y por fin descansar, con unos pies que me piden a gritos un baño ya mismo si no quiero que se me caiga la piel a tiras.

El precio por dormir es de 35 euros y el menú de 5 a 14 euros dependiendo de la época y de lo que pidamos.

Os dejo aquí algunas fotos para que podais ver como es:

En cuanto a los lenguajes que hablan esta el francés, inglés, español y vasco.

Os dejo su página web por si quieres hacer una reserva, siempre es mejor hacerla primero por si se quedan sin habitaciones libres pero también por el precio, si vas sin reservar siempre es más.

Al dia siguiente tras el merecido descanso y sabiendo que nos queda mucho por delante salimos bien prontito para adentrarnos en el camino a fondo, sigamos…

Del albergue Orisson al collado de Bentartea.

Continuamos por la misma carretera, sin apenas circulación y rodeados de un plácido paisaje de prados alpinos que me quedo allí mirándolo durante unos minutos ya que es un lugar precioso para recordarlo y también así descanso para coger fuerzas… Cuatro kilómetros más adelante vemos a mano izquierda, si la niebla no lo impide, la Virgen de Biakorri, que descansa sobre una roca.
5,2 Pista a Arnéguy. La dejamos a mano derecha (la podemos seguir si queremos enlazar con la variante de Valcarlos). Nosotros continuamos recto por la misma carretera.
2,0 Dejamos la carretera. Seguimos un camino a mano derecha y pasamos junto a la cruz de Urdanarre.
1,4
Collada de Bentartea.

De collada de Bentartea a el collado de Leopoeder.

Dejo ya a la izquierda la fuente de Roldán a través de un hayedo en paralelo a una verja de alambre, nivel fronterizo que separa Francia de España hasta el mojon de piedra que nos indica que ya estamos en tierras de Navarra, y no se porque pero en estas tierras ya me siento segura, como algo más relajada… bueno como os decía una vez llegada a el mojon de piedra que me indica donde estoy  a  la derecha tomamos la pista que recorre la vertiente norte del Txangoa y del Menditxipi hasta el collado de Lepoeder.

Si la visibilidad es buena ya podemos ver el minúsculo núcleo de Roncesvalles, y ya casi estamos llegando al final de esta primera etapa que como podeis ver de fácil no tiene nada.

Del collado de Lepoeder a Roncesvalles (la recta final).

Tenemos dos caminos para bajar hasta Roncesvalles.

El primero es el más directo, se trata de bajar por un fuerte descenso a través de impresionante hayedo siguiendo las marcas de señalización que os dije al principio de color rojo y blanco (ojo si hay niebla, pues no es difícil perderse).

El segundo se desvía por el Alto de Ibañeta. Si seguimos la primera opción, desde el collado de Lepoeder, debemos bajar por la derecha de la carretera y tomar, a continuación, el camino que sale a la izquierda, cruzando la misma carretera pocos metros más adelante. Para la segunda opción, tanto podemos seguir la carretera como ir directamente por el camino que baja por la derecha de la carretera, hasta el Alto de Ibañeta (monumento a Roldán y ermita), desde donde ya completamos la bajada siguiendo un camino por la izquierda de la nacional.

Sea como sea, cualquier camino de los dos nos llevará hacia nuestro final de esta primera etapa: llegar a Roncesvalles.

Camino francés: Vega de Valcarce-Tricastela

Ayer no podía caminar. Los calambres y pinchazos me impidieron siquiera moverme de la cama. Eso es lo que ocurre cuando no mides tus fuerzas y te lanzas a recorrer etapas dobles. Tras meditarlo a fondo durante unas horas, decidí que el Camino es gozo pero también es penitencia, de modo que, a poco que he podido mantenerme en pie, he decidido seguir adelante… ¡Y vaya etapa!

Hoy me enfrento nada menos que al Cebreiro. Para colmo de males, han subido las temperaturas y el calor va a ser, por decirlo moderadamente, intenso. La escalada comienza cinco kilómetros más tarde de haber dejado Vega de Valcarce y tras haber superado Las Herrerías. La subida de Saint Jean Pied de Port fue más dura, pero tenía las piernas frescas y la ilusión intacta.

Tanto he madrugado para evitar la horas de calor que afronto las primeras rampas cuando apenas amanece… Y he actuado sabiamente en todos los sentidos: el día de descanso me ha permitido recuperar fuerzas; el amanecer aún es lo bastante fresco como para que el sol se apiade de mí; y el paisaje que separa Galicia de El Bierzo es, con esta luz, sobrecogedor.

¡Galicia!

A kilómetro y medio de la cumbre, a la que se llega casi trece dolorosísimos kilómetros después de empezar a subir, entro en mi Galicia natal. Algo cambia en el ambiente y yo siento que voy a llegar, no sólo a lo alto, sino a Santiago de Compostela. Pase lo que pase.

(…)

Han sido tres horas y media de subida y me esperan del orden de nueve kilómetros hasta el Alto do Poio, y en plena de provincia de Lugo desde donde empieza una clara bajada hacia Tricastela, meta de la etapa de hoy. Recorro el rompepiernas y me preparo para el descenso, no sin antes avituallarme y reponer fuerzas.

Paisajes sobrecogedores

No sé si ha sido por la jornada de descanso o porque, como los deportistas me ha llegado un “segundo aire” ante a intuición de la meta, pero la subida al Cebreiro no me ha parecido tan temible –aunque tampoco ha sido un paseo, ojo- y el descenso hacia la meta, de casi quince kilómetros, me invita a dejar vagar la mirada por el maravilloso paisaje gallego.

Visito la iglesia de Santiago y el mesón de los peregrinos y me detengo a pensar que no voy a llegar a Santiago antes de que termine julio. Pienso en la posibilidad de doblar alguna etapa más. Le echo un vistazo a la hoja de ruta y me quedo dormido pensando qué hacer…

El Camino Francés. Final

La frase “tan cerca y tan lejos” ha tomado verdadero y cruel sentido: ayer, al poco de salir de Tricastela, como casi siempre antes de que amaneciera, la falta de luz y el cansancio se aliaron para poner fin a mi Camino de Santiago.

Me había decantado por la opción de etapa más larga, pero más llana, la que transcurre por Samos y, nada más tomar el sendero que me llevaría a San Cristóbal, tras haber caminado del orden de tres cuartos de hora, lo que me pareció un bache o un desnivel ha supuesto que me torciera el tobillo derecho.

La caída ha sido más humillante que dolorosa –por fas o por nefas, estaba solo en el tramo-, de modo que farfullando de una forma muy poco propia de un peregrino y, habida cuenta de que el dolor se mantenía dentro de los umbrales de lo soportable, renqueante, he seguido la marcha.

Con los dientes apretados y los ojos arrasados en lágrimas

No recuerdo haber caminado nunca seis kilómetros tan largos. Contrariamente a lo que esperaba, según he ido avanzando de camino a Samos, el dolor ha ido creciendo, la zona hinchándose hasta obligarme a sacarme la bota –por suerte, ya en el pueblo lucense- y el ritmo bajando hasta el punto de que he tardado más de una hora en recorrer el kilómetro y medio de San Martiño de Real a la localidad que ha sido fin de mi camino.

Entre lágrimas por el vano esfuerzo pasado, el agudo dolor presente y la respuesta que preveo que me va a dar el doctor, me acerco a centro de salud en la Praza do Concello, donde un médico de urgencias, más que acostumbrado a ver este tipo de lesiones y otras semejantes que inflige el Camino, me anuncia que para mí se ha acabado la peregrinación por una causa tan pedestre, tan prosaica, como un esguince.

Misa de doce

Mientras completo la ruta en autobús –no voy a dejar de oír misa de doce en la Catedral así como así- voy pensando que la ruta jacobea es como uno de esos galanes de película de espías: bello e interesante hasta el punto de enamorarte y, a la vez, capaz de traicionarte y acabar con tus aspiraciones en una fracción de segundo.

Ya en la catedral, entre figuras de santos que me miran como si no debiera estar ahí, pienso que el año que viene no voy lo voy a intentar de nuevo. Quiero que el recuerdo de esta ruta se quede como está, sin endulzarla ni amargarla.

Claro que, siempre puedo recorrer otros caminos hacia Santiago. Tengo un año para pensarlo…

Corme, costa da morte

En Galicia tenemos muchas cosas que no hay en el resto de España, lo reconozco. Aunque si tengo que hablar de un sitio algo especial, ese es sin duda, Corme en Costa da Morte.

La leyenda de costa da morte

Costa da Morte es una de las zonas más conocidas de Galicia, situada en la costa Atlántica de la provincia de La Coruña. El nombre de Costa da Morte se debe a leyendas que han ido pasando de generación en generación, principalmente por los siguientes motivos: la fuerza que tiene el mar en esta zona, por los temporales que hay siempre y han provocado más de un accidente marítimo (mortal o no), otras leyendas hablan de que al ser el «fin del mundo» está a las fronteras de la «muerte» u otra leyenda pero dicen que es la más cierta que remonta a muchos y muchos años atrás en la que no habian faros quitando el faro de la torre de Hercules en La Coruña, la unica manera de hacer ver la costa de noche o con grandes temporales, era la de hacer sonar caracolas de mar para hacerse oir en dias de niebla y las hogueras que hacian las esposas de los marineros para hacerles ver que era allí donde se les esperaba pero un excesivo numero de accidentes mortales que hubo por estos mares le dieron ese «mal nombre» pero por el que todos lo conocen y por el que mucha gente se interesa por su historia.

Después de esta gran historia os voy a hablar de uno de los pueblos más conocidos dentro de la Costa da Morte, que se llama Corme y que seguro que al final de este artículo ya tendreis ganas de ir a visitar.

Corme, un pueblo algo especial

Y os preguntareis, que tiene de especial? Mirad, es un pueblo costero que vive del mar, está en la Costa da morte(costa de la muerte), es donde están los mejores percebes y el mejor marisco de esta zona.

Corme es un sitio tranquilo, puedes ir en verano y no hay aglomeraciones y hace un tiempo esplendido, no vas a pasar la calor del mediterráneo. Aunque algun dia llueva la mayoría hace un tiempo que muchos desearían.

Fiesta del percebe

Tienen la fiesta del Percebe. en este día tan especial para la gente de Corme se hace una gran fiesta donde se come percebe y pulpo, previo pago aunque no excesivo. Por lo general va todo el pueblo, y tambien de lugares cercanos como de cualquier parte de España, pues es una fiesta muy conocida dentro de la gastronomía Española.

Este año se celebra el 13 de Julio a pesar de que otros años se celebraba en otra fecha (por lo general el 7 de julio, o por lo menos, el año pasado). Tienen un blog especial de esta fiesta. Si seguis el enlace podreis conocer más sobre la fiesta y quien la organiza.

Fiesta de la virgen del carmen

Esta es otra de las fiestas más conocidas en Corme. Es la fiesta de la «Virgen del Carmen» que se celebra en Corme el 16 de Julio todos los años. El pueblo despues de una gran misa que se celebra, se hace una procesión de la virgen por gran parte del pueblo hasta llegar al muelle, allí salen con ella y con todas las barcas y barcos en una procesión por el mar, que hay que verlo en persona, pues es un acto muy emotivo y bonito de ver.

Para llegar a Corme…

Si tenéis el propósito de ir a ver a este pueblo tan singular y encantador de la costa de La Coruña, podéis venir en cocheautobús. Si quereis venir en autobus teneis los horarios desde corme a La Coruña y viceversa en la pagina de Corme.