Como muchos pueblos españoles, en la historia de Santiago de Compostela hay un periodo de dominación romana puesto que en el territorio en el que ahora se erige la Catedral se encontraba un poblado romano desde el siglo I al siglo V. Desapareció el poblado pero no la necrópolis que se utilizó como cantera hasta el siglo VII.
Pero si hablamos de Santiago de Compostela como lugar de peregrinación santa, su origen se remonta al siglo IX cuando se encontraron los restos del Apóstol en esa tierra.
Leyenda de Santiago apóstol
Cuenta la leyenda que cuando los apóstoles se dispersaron en el año 33 d. C, por el mundo para que llegara a todos la palabra de Dios, Santiago el Mayor escogió Hispania. Unos afirman que llegó atravesando las columnas de Hércules, otros desde Tarraco, otros desde Carthago Nova; sea como fuera de lo que todos los devotos del Apóstol están seguros es que comenzo sus enseñanzas en la actual Galicia y en esa tierra quedaría si no fuese porque la Virgen María sintiendo cercana su muerte se le presentó por intercesión de Jesucristo en Caesaraugusta.
De acuerdo con un manuscrito de 1297 de los Moralia, sive Expositio in Job, de Gregorio Magno, que se custodia en el Archivo del Pilar la Virgen María se apareció a Santiago el Mayor en Caesaraugusta el 2 de enero y como testimonio de su visita habría dejado una columna de jaspe conocida popularmente como «el Pilar» alrededor de la cual el apóstol y sus siete discípulos edificaron una sencilla capilla de adobe.
Santiago partió a Jerusalén de nuevo dejando para acompañar a María en sus últimos momentos y poco después encontró la muerte en manos de un romano que lo martirizó y decapitó en el año 43. Sus apóstoles trajeron el cuerpo en una embarcación de piedra y lo enterraron en secreto. Y allí quedó oculto durante siglos.
Hallazgo y nacimiento de Santiago de Compostela
Hasta que una noche unas luces, como fuegos fátuos,brillaron en la oscuridad sobre un monte de tierra abandonada y cubierta de matojos, cerca del bosque de Libredón ante los ojos atónitos de un humilde eremita llamado Paio quien asustado fue a contárselo al obispo Teodomiro. Impulsados por una corazonada fueron al monte, excavaron donde Paio había visto las luces y allí, en una tumba de piedra, encontraron los restos de un cuerpo decapitado y otros dos hombres que las autoridades identificaron como Santiago el Mayor y sus dos discípulos.
Alfonso II declaró el lugar santo y sobre él se erigió una humilde Iglesia encima del cementerio (compositum) del que se cree proviene el nombre: Santo Jacob del compositum aunque otros consideran que vienen de campus stellae es decir, campo de estrellas, refiriéndose a las que brillaban sobre la tumba del apóstol y que alertaron a Paio.
El Rey reunificó su territorio bajo un solo reino y que la ruta del norte de España, la tradicional «Vía del Finisterre», ruta seguida tradicionalmente por muchos pueblos de religión céltica, hasta el pretendido fin del mundo se convirtiera en el Camino de Santiago o Ruta Jacobea al tercer lugar de peregrinación tras Roma y Jerusalén.
La ciudad fue creciendo alrededor del Santuario debido la comunidad eclesiástica que se creó para proteger los restos, los peregrinos, los nuevos ciudadanos que llegaron atraidos por un privilegio de 915 que establecía que cualquier hombre que pasara cuarenta día en Compostela sin ser reclamado como siervo, sería hombre libre, las órdenes religiosas que fundaron sus conventos y monasterios y los numerosos comerciantes que se asentaron allí para cubrir las necesidades de todos.
Destrucción por Almanzor y reconstrucción
Se fortificó en el año 969 y fue tal su esplendor que llamó la atención de Almanzor quien asoló la ciudad el 10 de agosto del año 997 tras haber sido evacuada por el obispo Pedro de Mezonzo. Quemó el templo dedicado al apóstol pero respetó su sepulcro, aunque no las campanas ya que cuenta la leyenda que obligaron a prisioneros cristianos cargarlas hasta Córdoba donde estuvieron hasta que Fernando III el Santo las recuperó 250 años más tarde y prisioneros musulmanes las llevaron de vuelta a su punto de origen.
El respeto por el sepulcro permitió que continuara la peregrinación santa tras la reconstrucción de la ciudad cuya protección se reforzó con una nueva muralla y un recinto de fosos. En 1075 se comenzó la construcción de la maravillosa catedral románica reafirmándose la ciudad como lugar de peregrinaje santo.
Casi mil años después Santiago es un lugar en el que se mantiene casi intacta la piedra de muchas de aquellas construcciones por lo que en ellas respira aún el aliento de siglos de historia durante los cuales se han erigido, demolido y vuelto a erigir casas, iglesias, monasterios, fábricas, fuentes…
Un lugar de leyenda y tradición pero también de modernidad en el que ahondaremos en las siguientes entradas en las que hablaremos de sus monumentos, sus museos, su gastronomía y sus paisajes. Quédate con nosotros.