Llançá, ve a la costa brava

Situado en la Costa Brava, en el norte de Cataluña a unos 20 kilómetros de la frontera francesa, este pequeño pueblo nos ofrece la posibilidad de relajarnos en sus numerosas playas.

Cómo es

En un terreno de un poco más de 25 km2 habitan unos 5.000 habitantes. En verano es cierto que los precios, como en todos los sitios suben y hay muchos turistas, pero los acantilados y las playas de este magnífico pueblo merecen la pena.

Que tiene y que hacer

El pueblo en si tiene un par de iglesias importantes, una en el puerto y otra en la Vila, como llaman a la parte más alejada de la playa.

La de la Vila es más grande y está al lado de la plaza central del pueblo, mientas que la del puerto, una típica iglesia o ermita de pescadores, blanca y pequeña, se encuentra entre un cementerio y un árbol centenario.

En el cementerio hay enterrado Carles Sabater, cantante de un grupo llamado Sau.

A lo largo de la playa principal podemos encontrar paneles explicativos sobre la historia del pueblo y sus playas. En un extremo, además, se encuentra una pequeña montaña, conocida como “el castellar”. Quien suba podrá ver unas espectaculares vistas del pueblo desde allí, y más de noche.

También hay unos refugios de la guerra civil, aunque no son los únicos del pueblo.

Encontramos uno en la iglesia y otro más en otra playa.

Si se dispone de suficiente tiempo, hay muchas montañas con caminos muy bien indicados por los alrededores. Allí suele haber muy poca gente y desde algunas de las montañas se puede ver una parte muy grande de toda la comarca, ya que es plana.

Los pueblos de los alrededores también son muy interesantes. Algunos de los más emblemáticos son Cadaqués y la Escala.

En la Escala famosa por sus anchoas, podemos observar que conserva toda la esencia de un pueblo costanero de pescadores, y si vamos en invierno encontraremos mucha tranquilidad allí.

Sus playas son pequeñas pero las aguas cristalinas y puras.

En Cadaqués podemos ver un lugar emblemático, la casa museo del artista Salvador Dalí.

Está en una bahía al norte de la población. No es una sola casa, sino un conjunto de pequeñas casas de pescadores antiguas que el artista fue comprando y juntando. Allí se puede ver el taller donde hacia algunos de sus cuadros, su biblioteca, habitaciones, jardín, piscina… Todo como el artista lo dejó en su momento.

En resumen, esta especial zona combina sitios veraniegos ideales con visitas interesantes que le dan un toque cultural, haciendo una mezcla perfecta.