Turismo alternativo por Barcelona

Muchas veces pasa que tiramos de lugares donde tenemos amigos para aprovechar y hacernos una escapadita a esa ciudad. Pero claro, con las dos primeras visitas muchas veces parece que todo está visto y nuestra creatividad empieza a flojear. Esto pasa en ciudades como Barcelona. Dudo mucho que conozca a alguien que aún no la haya visitado.

Yo, personalmente, soy una de esas personas que en un momento dado me acuerdo de lo muchísimo que aprecio y quiero a mi amigo Antonio (si me lees, te mando un beso). Pero sobretodo quiero su piso y a ese sofá cama, que aunque no sea una joya, me ahorra tener que pagar un hotel.

Él también me debe de querer mucho, pues harto de que siempre le dijera “¿qué hacemos ahora?”, decidió organizarme un fin de semana totalmente diferente para conocer una Barcelona distinta en bares, tiendas y rincones que nunca antes habíamos oído hablar o que siempre te han llamado la atención, pero nunca te has decidido a ir.

Una librería escondida en una capilla

Reconozco que no soy un gran ejemplo en cuanto al hábito de la lectura se refiere. Incluso he llegado a elegir libros solo por las tapas o portadas. Por eso las librerías más que lugares de venta de libros siempre me han parecido grandes catálogos de colores e ilustraciones. Por lo que me gusta visitarlas.

Puede que te parezca frívolo, pero te aseguro que cuando tú entres a esta librería de lo que menos te fijaras es en los libros que ahí se venden. Estamos hablando de la librería La Central del Raval, situada como su nombre indica en pleno Barrio del Raval (Carrer d´Elisabets, 6). La cual llama especialmente la atención porque esta levantada en el interior de una antigua capilla.

Además, tras observar y buscar en sus más de 80.000 títulos, es un espacio abierto exposiciones y actividades culturales. De las que puedes disfrutar a la vez que disfrutas y te relajas en su coqueto café.

Vino y música en vivo

Al más puro estilo de taberna medieval, encontramos esta Gran Bodega Saltó, en el barrio de Poble-Sec (Calle Blesa, 36). Que al igual que Lavapiés en Madrid, ha sido un barrio olvidado y que ahora es uno de los más alternativos de Barcelona. Lleno de auténticas maravillas.

La Gran Bodega Saltó es una muestra de ello. Ya que se trata de una bodega centenaria, la cual se restauró en el 2002 y que resalta por su decoración, totalmente ecléctica, la que le da un aire más bohemio y acogedor.

En esta bodega, además de poder disfrutar de un vino y de la buena compañía. También ofrece un programa de conciertos acústicos durante los fines de semana. Algo que no te puedes perder son los catalogados como Vermuts Musicales, que se celebran todos los domingos a mediodía. ¡Eso sí que es abrir el apetito!

Un rincón escondido en algún libro de historia

En realidad dudo que exista algún rincón en el mundo que no esté reflejado o encerrado en un libro, fotografía o lienzo. Así que en verdad, el rincón que he elegido no es algo que haya descubierto yo ahora, pero si me apetece mucho mostraros de que se trata.

Nos trasladamos al barrio Gótico, más concretamente a la plaza Sant Felip Neri. Una pequeña y preciosa placita de estilo gótico en el barrio judío. Donde quizás muchas parejas se hayan confesado secretos y que, a su vez, nos relata uno de los episodios  de la era más dramática de nuestra historia.

En el día 30 de Enero del año 1938, plena Guerra Civil Española, la explosión de una bomba mató a 42 niños. Aunque se encargaron de volver a reconstruir las fachadas, esa melancolía se puede apreciar aun. Y así se refleja en la fachada de iglesia que compone la plaza, la cual aún tiene las marcas de la metralla.

Coger fuerzas con la cocina tradicional

Como no podía ser de otra forma, terminamos este tour con algo que no puede faltar en ningún viaje, sea el que sea o del rollo que queramos. Pues ir a algún sitio y no degustar algo de su gastronomía tradicional, es un viaje perdido. Hay que defender el puchero y los fogones y dedicar un día (y presupuesto) a llenarnos el estómago.

Aunque hay muchos restaurantes, te sugiero uno que ya por el nombre te sugiere la tradición de Barcelona ligada al mar, Els Pescadors, en el barrio de Poble Nou (Plaza de Prim, 1).  Un lugar que aparte de su cocina, su estética y fachada, aún conserva ese aire que te trasporta a tiempos pasados. Lo que se agrava al probar sus arroces caldosos y pescados al horno.

Como veis, no es un plan complicado para realizar en un fin de semana y nos da la opción de, además de hacer cosas diferentes, poder visitar los distintos barrios de Barcelona. Tan diferentes unos de otros y que la hace única.

Salamanca tierra mía, de arte y sabiduría (I)

No hay palabras para describir lo que ha significado para muchos esta ciudad. Algunos, hemos recorrido sus majestuosas calles con una carpeta entre nuestros brazos y hemos soportado el helador viento de invierno. Pero a pesar de todo, la recordaremos con cariño y aprecio, porque ha sido en ella donde hemos aprendido muchas de las cosas que más adelante nos han servido a lo largo de nuestra vida.

Unos de los lugares que no podemos dejar de ir es la catedral, repartida en dos, la nueva y la vieja, se han convertido en uno de los emblemas de la ciudad. Para aquellos que les guste la música coral, y tengan la oportunidad de escuchar algún concierto, enseguida se darán cuenta de que su acústica es perfecta.

Tampoco se puede dejar de ver la fachada de la Universidad y el patio de escuelas. En la primera es donde está la pequeña rana de la suerte. La leyenda cuenta que aquel estudiante que la encontrase acabaría la carrera con buenas notas. De piedra de Villamayor famosa en la zona, es uno de los puntos más importantes de la ciudad.

300 conchas, un tesoro

La casa de las Conchas se levanta ante la famosa Iglesia de la Clerecía en la calle Compañía. En estos momentos dentro de este monumento está una de las bibliotecas municipales de la ciudad en el que se organizan tertulias literarias, exposiciones…Cuenta la historia que debajo de las 300 conchas se guarda el gran tesoro de la familia Maldonado.

Su emblemática Plaza Mayor

Se dice que es una de las plazas más famosas y más bonitas del mundo, y en realidad, no puedo decir no sea verdad. Es una gran plaza, punto de encuentro de jóvenes y mayores, lugar para disfrutar del sol de primavera en una terraza, lugar donde suenan las tunas en las noches de verano… esa es la Plaza Mayor de Salamanca.

Ciudad monumental en sí misma

Se pueden dar miles de opciones para visitar, porque en una ciudad monumental en sí misma. Toda calle tiene su aquel y grandes edificios con miles de historias en su interior nos dan la bienvenida a nuestro paso.

Como el puente romano que se conserva en perfecto estado después de cientos de años, el huerto de Calisto y Melibea donde los enamorados se prometen amor eterno o la plaza de Anaya frente a la catedral, donde en los días soleados se unen muchos jóvenes para compartir una buena charla.