Burgos, ciudad increíble

Esta hermosa ciudad, ubicada al norte de nuestra Península Ibérica, ofrece a propios y ajenos un legado de historia arraigada desde aproximadamente un millón de años de antigüedad, donde los protagonistas fueron y son los antepasados encontrados en los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, teniendo gran relevancia otros grandes descubrimientos como los Dolmen de las Loras, los Santuarios rupestres de Ojo Guareña, las Necrópolis de la edad de hierro o huellas fósiles de dinosaurios.

Burgos ofrece infinidad de rutas alternativas para el disfrute cultural (antiguo o moderno), gastronómico, vinicultor, etc., donde pasarse unos días será el placer de muchos de sus turistas.

Catedral Burgos

La maravillosa catedral

Una de las visitas más concurridas es a la Catedral de Burgos, es uno de los más bellos y extraordinarios monumentos del arte gótico: su construcción se inició alrededor del año 1221, siendo consagrada por el año 1260, aunque su construcción se prolongó hasta el año 1765, esto otorgó que esta catedral tenga incorporados otros estilos artísticos de épocas siguientes, pero siempre predominando el arte gótico.

El conjunto barroco único en España es la Villa Ducal de Lerma, donde encontraremos el Palacio Ducal y la Plaza Mayor, el conjunto conventual de San Pedro y demás donde la historia nos invita a vivirla.

Un brindis por la belleza

En la Ribera burgalesa se encuentran las mayores zonas dedicadas al viñedo con sus excelentes bodegas, que pueden ser visitadas con cita previa, donde podremos catar algunos de sus caldos tan prestigiosos de la Ribera del Duero.

Las espectaculares vistas que nos ofrecen los paisajes de las Lagunas Altas de Neila nos dejaran completamente sorprendidos, sus maravillosos cuadros naturales y su aire limpio y fresco nos renovarán para el resto del día, donde también podremos visitar históricas localidades de la zona como Quintanar de la Sierra y Salas de los Infantes con sus extensos bosques pinares que nos acompañarán en el trayecto.

Paisajes sobrecogedores

El antojo geológico de Puentedey y el Pantano del Ebro en Arija completan una interesante ruta provincial donde los ríos Ebro y Nela dibujaron numerosos valles y angostos desfiladeros formando fértiles tierras.

El tema de la gastronomía burgalesa es conocida en toda la región española, con sus ricos y gustosos platos que hacen que el paladar esté en la gloria: podemos encontrar guisos como el lechazo asado, morcilla de Aranda, morcilla y queso de Burgos, sopa burgalesa, caracoles a la burgalesa y, como postres, los más deliciosos dulces, como las perronillas, almendras garrapiñadas, postre del abuelo, sin descontar los sabrosos vinos que ofrece esta tierra provenientes de la Ribera del Duero.

Historia y leyenda de las Casas Colgadas

Si hay algo emblemático en el territorio de La Mancha, a la sombra siempre de su Quijote y Sancho, esas son las Casas Colgadas, que son parte del paisaje y mayor atractivo de la ciudad de Cuenca. Las cual, no se sabe como, su arquitectura aun desafía a las leyes gravitatorias, pero sobretodo al tiempo.

Estas casas se conocen también bajo el nombre de Casas Voladas, Casas del Rey y, de manera errónea, se suelen llamar también Casas Colgantes. Estas edificaciones son un conjunto de edificios que se encuentran situados al borde del casco antiguo, adosadas a las rocas y con unas vistas de infarto frente el río Huécar.

Son características en ellas la estructura formada por una serie de balcones de madera, compuesto por unas barandillas, artesonado y perfileria, toda ella de este noble material. Aunque solo quedan 3, se cree que pudiera haber habido más como ellas.

Historia y origen

Increíblemente, no se sabe mucho acerca del origen, ya que se discrepa entre que sean musulmán o medieval. Aunque si se tiene constancia de que ya en el Siglo XV existían. Llegando hasta nuestros días por remodelaciones y obras de conservación, siendo la ultima hace unos 20 años.

Declaradas Monumento Histórico Artístico, están asociadas a la monarquía. Ya que se cree que pudiera ser residencia de verano de la Familia Real de la época. DE ahí el nombre de una de ellas “La Casa del Rey”. En la actualidad sus funciones van desde un mesón típico llamado “La Casa de la Sirena”.

En el último utilizado como el Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Con 127 pinturas en la que cuenta con obras de Millares, Tápies, Zóbel o Saura. Todo un homenaje a la generación de abstractos del 50-60, que deja cabida a otros de los 80-90. Y de vez en cuando exposiciones temporales.

La leyenda del ánima

Como en todas las arquitecturas antiguas, esta también tiene su leyenda. En este caso esta historia nos traslada al siglo XVI. Concretamente hacia un hombre de la aristocracia que se alojo en una de las esta típicas casas.

Aprovecho la visita para pasar la noche con su amante. Mientras estaban en pleno acto sexual, la pareja fue descubierta por la mujer de este, quien empezó a chillar. Él, nervioso, sin saber como callarla, termino dándole un golpe con un caldero.

La mala suerte hizo que el golpe fuera decisivo para acabar con la vida de ella. Sin saber que hacer, el hombre termino tirando el cuerpo por le ventana. Dicen que desde ese momento, el alma de la mujer anda vagando alrededor de las casas.

 

 

Villanueva de los Infantes: el lugar de la Mancha

No es la primera vez que hablamos de Villanueva de los infantes, aunque sí es el primer artículo que le dedicamos en exclusiva. Un lugar de tal encanto, tan agradable trato con el viajero y al que los expertos atribuyen el inicio de los novelescos viajes de Don Quijote, no merece menos.

Para empezar, situémoslo: es la capital del Campo de Montiel, comarca situada en Ciudad Real, en la región española de Castilla La Mancha. No se puede decir que se trate de una gran urbe, puesto que los infanteños se cuentan en un número por debajo de los seis mil, aunque sí puede presumir de una oferta turística muy superior a poblaciones de su entorno cinco (y más) veces mayores.

infantes

El entorno es el propio de las tierras manchegas, tan injustamente tachado de yermo. Infantes en sí es un conjunto histórico-artístico como existen pocos en el mundo. Su Plaza Mayor, una dura prueba para quienes presumen de no emocionarse ante la belleza.

Una historia milenaria

La Historia de la localidad se remonta a tiempos de la Edad de Cobre en inicios de la de Bronce, con importantes pruebas de yacimientos ibéricos oretanos. La población de Villanueva de los Infantes parece derivar de la confluencia de las de La Moraleja, Jamila y el Castillo de Peñaflor.

El maestre de Santiago el infante de Aragón, Don Enrique le concedió, por motivos políticos y económicos el privilegio de ser villa independiente en 1421, con el nombre de Villanueva del Infante. Aunque es más y muy rica, basta por ahora de Historia, que nos queda por ver mucho Arte.

Belleza en todos los sentidos

Mencionábamos en otro post que es imposible –vale: casi- encontrarse en un punto cualquiera de Villanueva de los Infantes y, dando un giro sobre uno mismo, no topar ante nuestros ojos con algún monumento digo de nuestra cámara o de quedarse impreso en retinas y recuerdo. Y lo mantenemos.

Desde los yacimientos arqueológicos como puede ser el de Jamila hasta el más contemporáneo empedrado de las calles, todo vale la pena, todo es digno de verse. Y es tal la riqueza del entorno y la población que, aun doliéndonos el alma, hemos de reducir a la mínima expresión las menciones a los diferentes monumentos.

Así, sólo podemos mencionar que son más de quince –y de veinte, si ampliamos un poco el criterio- las obras de arquitectura religiosa dignas de verse y pasmarse ante ellas. Y más: muchas, muchísimas más las que la construcción civil nos ha regalado la localidad, entre la Plaza, colegios, palacios…

Un capital infinito

Pero el principal capital, el mayor atractivo de esta villa se lo confiere algo que no está a la vista: entremos en cualquier bar, tasca o restaurante y preguntemos donde está… cualquier sitio. Los infanteños se desvivirán por indicarnos, orientarnos y, de tener la posibilidad, acompañarnos incluso.

El principal capital es la sonrisa amable, el corazón enorme y las puertas abiertas de unos vecinos que hacen que uno quiera aplicar la frase que don Miguel de Cervantes dedicaba a Salamanca: “enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”

Por la ruta del Quijote

Que en España somos una panda de Caínes con más bien poca vergüenza y cero de aprecio por nosotros mismos es un hecho constatado desde tiempos de los Reyes Católicos, cuando Isabel y Fernando hicieron de Castilla y Aragón un solo reino, a pesar de las envidias y las intrigas de aquellos a quienes les importaba un cuarto de pimiento si era uno solo, diecisiete o un conjunto de taifas, mientras ellos pudieran medrar.

Desde luego, la evolución es mínima. Por no decir nula: si no fuera porque Iniesta, manchego él, juega en el Barça y la selección tuviera jugadores catalanes, España ya habría perdido parte de su territorio en pro de los intereses particulares de políticos que lo son sólo de título y gobernantillos meapilas adictos a los paños calientes y la pasta fresca.

Por la ruta del Quijote

Esta diatriba introductoria viene a cuento de que hace apenas unas horas que me he enterado, después de cinco años viviendo en La Mancha, que existe una “Ruta del Quijote”. Se trata de un camino que sigue los pasos del ingenioso Hidalgo.

Las huellas del Hidalgo

Es una especie de Camino Quijotesco que sale de Villanueva de los Infantes y que recorre lugares como Campo de Criptana, cuyos molinos confundió Don Alonso con Gigantes a pesar de las advertencias de Sancho; El Toboso: pueblo del ficticio nacimiento de Dulcinea. Por no hablar del entorno de la cueva de Montesinos y qué sé yo cuántos lugares más relacionados con la más grande de la literatura española y universal.

Pero la rabia que ahora mismo siento no proviene de la ignorancia (enorme en mi caso), sino de haber visitado muchos lugares de las tierras manchegas, de saber que cada uno de ellos guarda su tesoro, su historia, relacionada con Don Quijote y de haber descubierto que son muchos los que ignoran que el ficticio Hidalgo llegó de tal sitio y se fue a cual otro.

La culpa no es de quien no sabe

La culpa no es de quien no sabe, ignorante de su propia ignorancia, sino de personajes supuestamente cultivados que niegan saber porque sería compartir riqueza con el pueblo de al lado, que gobiernan los de otro color. Y, vale: yo tuerto, pero tú ciego.

Los manchegos, gente buena, noble, no se merecen esto: unos seres que se dedican a medrar a costa de sus conciudadanos y que, si para enriquecerse, han de empobrecerlos en el sentido que sea, no tienen problema en hacerlo.

Desde ya: consideremos la cultura como nexo, que lo que nos diferencia nos enriquezca y que lo que nos une nos haga hermanos, gracias a, o pesar de nuestros gobernantes.