Hoy nos hemos levantado con el pie exótico y nos vamos, nada menos que a la isla de Java. Cinco minutos te damos para que entres en el Google Maps y la localices (…) ¿Ya? Bien. Seguimos: dentro de la isla, nos encontramos con el templo Borobudur.
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Pistas de nieve
¡Cómo cae nieve! Es lo que estarán pensando o diciendo muchos de los deportistas y amantes de la nieve, estos días, en los que las nevadas en toda España son enormes, hacen que los amantes de la nieve, tanto para deporte como para disfrutarla, estén frotándose las manos pensando a qué sitio irán este fin de semana para poder gozar de ella.
En España hay veintinueve estaciones de esquí, con instalaciones de primera en constante renovación, sin descontar que tienen el privilegio de tener excelentes infraestructuras y servicios con magníficas comunicaciones con las grandes ciudades cercanas a éstas.
No sólo tienen la posibilidad de practicar el deportes que más les gusta o sólo disfrutar de la nieve en sí, también tienen otras posibilidades como tener contacto directo con la naturaleza, rutas culturales y de ocio, historia, arte y una excelente hostelería y gastronomía.
De norte a sur
Las zonas de esquí que tienen mayor renombre se encuentran en el Pirineo Catalán como Baqueira Beret, La Molina, Masella, o Port Ainé, en el Pirineo Aragonés como Candanchú, Cerler, Partacua o Formigal y en Andalucía como Sierra Nevada.
En ellas podrás encontrar, no sólo la practica del esquí, el snowboard o el freestilye hay muchas más actividades que puedes realizar como el slalom paralelo, skicross, trineo ruso o rutas guiadas de ski, etc., si vas solo, en compañía o en familia, sobre todo para los niños que disfrutarán en grande esas mini vacaciones en la nieve.
Alojamientos fabulosos
La mayoría de los hoteles de estas zonas, te encantaran, muchos de ellos están a los pies de la montaña, ofreciendo al turista ya desde que se levanta unas vistas tanto relajantes como impresionantes, los mejores servicios con ambientes exclusivos para las fechas de invierno.
Muchos de estos hoteles tienen excelentes spa (donde podrás relajarte después de una jornada de disfrute), espaciosos gimnasios, ofertas en el alquiler de material para tu deporte favorito, etc., contando también con cafeterías o restaurantes con excelente gastronomía.
Dormir, comer, disfrutar
También podrás encontrar apartamentos muy cercanos a las estaciones de esquí, donde podrás encontrar, de una, dos o tres habitaciones, con cocina eléctrica, calefacción y en algunos de ellos, un extraordinario spa.
Sobre la gastronomía, podrás encontrar de todo tipo, comida sana, comida tradicional de la zona, comida casera, comida rápida, etc., pero si quieres pasar una velada nocturna podrás encontrar infinidad de bares y restaurantes situados a pie de pista para poder disfrutar las veinticuatro horas del día de estos sitios tan encantadores.
Qué es el Japan Rail Pass
Si hemos decidido que el destino de nuestras vacaciones sea el país del Sol Naciente, aparte de demostrar un gusto exquisito, habremos elegido un país terriblemente caro. Cualquier producto que deseemos adquirir en Japón de entre los que se consideran “necesarios” va a ser más caro que, por ejemplo, en España.
Y claro, como turistas, no podremos resistir la tentación de movernos de una ciudad a otra. Va a ser un mes movido… Y caro. Pero, por suerte, en cuanto a la movilidad existe una solución fantástica. Tres palabras: Japan Rail Pass. A pesar de nombrarse en inglés, cualquiera puede intuir en qué consiste: un pase de transporte.
Para adquirir el Japan Rail Pass, se exige ser turista –con un visado en vigor de entre 15 y 90 días-. Es más, aunque viajemos a Japón con un bono de canje para este pase, sólo podremos cambiarlo si tenemos la autorización de “visitante temporal”.
El pase nos dota de gran movilidad a muy buenos precios
Los medios de transporte a los que nos da derecho este pase son todos los trenes de Japan Railroads Group (JR), salvo los trenes bala “Nozomi” y el monorraíl de Tokio, además de varias líneas de autobús, urbano e interurbano, y los ferrys de Miyajima Ferry de JR –West. Pra movernos sin problema por casi todo el país, vaya.
Para viajar en las líneas de JR, debemos cambiar el bono de canje por el pase de Japan Rail Pass en uno de los Centro de Servicios de Viaje o una Oficina de Reservas (“Midori no Madoguchi”). Las identificaremos por la pegatina verde con el dibujo de un hombre sentado. Rellenamos un formulario, enseñamos la documentación y listo.
Por clases y edades
Las opciones del Japan Rail Pass son, básicamente, dos: la clase estándar y la Green Class, más cara, pero con mayores privilegios y gran número de servicios a los que no podríamos acceder con el bono básico. La validez empieza a contar por cada día natural desde el momento en el que se firma el pase.
¿Los precios? Ridículos para el país nipón: el bono puede adquirirse para siete, catorce o veintiún días y el precio varía según la edad del usuario. De este modo, un niño puede adquirir su pase para una semana por sólo 145,75 euros en la categoría estándar; mientras tanto, un adulto puede comprar ese mismo bono por 291,49.
Las matemáticas no mienten
La tarifa más cara, la de adulto, para tres semanas es de 819,88€. Ahora, simplemente, hagamos un cálculo para nuestras vacaciones de dos semanas. Queremos ver varias ciudades. Tantas como podamos, de hecho. Cada día del bono estándar nos costará, como adultos que somos, unos 31 euros.
Nos vamos de Tokio a Ibaraki sin ningún tipo de bono: unos 82 euros por 124 kilómetros ¿Vale o no vale la pena?
The Peak (Hong Kong)
¿Puede un lugar que no ofrezca Grandes paisajes naturales ser atractivo para la cámara del turista? Vaya pregunta. Pues claro: algunos de los lugares más fotografiados del mundo no tienen nada que ver con la naturaleza. Ahí está la torre Eiffel, el Coliseo o el Manneken Pis.
Pero es que esta cámara no busca monumentos, sino paisajes. Bueno, en ese caso, nos quedan menos opciones: un ejemplo puede ser skyline de Nueva York u otro, del que vamos a hablar aquí, The Peak y la vista que desde aquí se logra de Hong Kong.
Se trata de uno los lugares más famosos de la antigua colonia británica. Y, desde luego, lo es con razón. Quien se asoma a este mirador, se está asomando al mundo. Es difícil imaginarse unas vistas más espectaculares de los rascacielos y del entorno de la ciudad. Nos quedaremos absortos durante horas. Y porque las necesidades básicas han de cubrirse, si no éstas se convertirían en meses.
La revancha del Hombre
Por una vez, el ser humano se toma a revancha. Siempre nos hemos sentido, porque lo somos, una nadería frente a la Naturaleza, pero la vista desde The Peak, o “Victoria” Peak crea la ilusión de que el ser humano está un poco por encima de las hormigas en la escala del Universo.
Es muy habitual que quien sube hasta allí se quede a cenar en cualquiera de los numerosos restaurantes del entorno. Y es que el Pico no invita a otra cosa que a quedarse y contemplar una y otra vez un mundo que se ensancha o se encoge, según con qué ojos lo contemplemos.
Una vista inevitable, a la vez que inenarrable
Quien visita Hong Kong y no toma el taxi, el tranvía, el autobús o incluso sube a pie a este mirador comete el crimen de quien va por París y no se acerca a la torre Eiffel. Con la diferencia de que desde The Peak dominamos el paisaje con lo pies en el suelo y desde el monumento parisino lo hacemos a doscientos y muchos metros de altura sobre el nivel en el que caminamos de forma natural.
Pero la vista puede extenderse más allá de la cuidad y acabar con la ilusión de grandeza del Hombre que hemos creado tres párrafos más arriba. Embelesa la visión de la bahía, maravilla la de la ciudad de Kowloon (un lugar cuyo nombre se traduce como “La cuidad de los Nueve Dragones” y cuyo sugerente topónimo merece que recojamos el guante de dedicarle un artículo) y, desde luego, nos recuerda lo pequeñitos somos el mero hecho de darnos cuenta de que por mucho que abarque nuestra vista desde The Peak, no habremos llegado a ver más que una infinitésima parte.
El templo de Pura Luhur Uluwatu
Por el título del artículo, puede parecer que nos vamos a algún punto de África, pero no es así: en realidad estamos en la indonesia isla de Bali. Se trata de un lugar que conforma una península y al que podemos llegar en menos de una hora desde la capital de la isla, Denpasar.
Aparte del exótico nombre del lugar y de lo placentero de su acogida en cualquiera de sus muchos hoteles y complejos turísticos, nos encontramos con uno de los recintos más sagrados de la isla: el templo de Pura Luhur.
Si estamos de vacaciones por Bali, éste es un punto de visita obligado. Una de las vistas más espectaculares y difícilmente olvidables es la que podemos contemplar desde este lugar: al encontrarse sobre unos acantilados, dominaremos el mar abierto, mientras el sol, a regañadientes, pues no quiere dejar de ver esta tierra maravillosa, se oculta.
Belleza estática y en movimiento
Vale la pena, también en este entorno, acercarse a ver las danzas tradicionales balinesas. Podemos hacerlo todas las tardes a las seis. Eso sí: hemos de tener mucho cuidado con los “graciosos” monos que están por allí. Para empezar, evitemos tocarlos, aparte de no llevar gafas, pinzas para el pelo, pendientes y de tener mucho cuidado con las cámaras de fotos: por algún extraño motivo, les encantan…
Pura Luhur Uluwatu en sí es un templo marino balinés construido en siglo XI, uno de los nueve templos direccionales que protegen a Bali de los malos espíritus. Dentro de la península, se ubica en el pueblo de Pecatu.
La edificación se alza, solitaria y bella, al borde del acantilado, más de doscientos metros sobre el nivel del mar. De hecho, Uluwatu significa “encima de las rocas” en el idioma local. Desde su posición no sólo se domina el mar, sino que cualquiera que se acerque a la isla por el sudoeste ha de verlo, quiera o no. Es por ello que libra a Bali de los malos espíritus que pretendan alcanzarla desde este lado de la costa.
Tradición, paisaje y surf
En cuanto a las actividades que nos ofrece el entorno, aparte de ver el templo -verdaderamente curioso-; disfrutar de los bailes tradicionales –auténticamente interesantes-; y evitar que los monos nos roben cuanto les llame la atención –realmente…-; podemos ver a los expertos surfear decenas de metros más abajo. Esos sí: es una experiencia reservada sólo a quienes saben, ya que el fondo es de roca y hay muy poca profundidad.
Bali nos ofrece docenas de argumentos para visitarla… Y éste es uno de los mejores. Quien lo ha visto, lo ha vivido, y quien así lo ha hecho, da fe.