Reconozcámoslo, no hay verano completo si no pasas al menos un día completo en “tu pueblo”. Que no nos engañemos, tú eres un forastero más. Ese niño melindroso, que era besado por todas las abuelas, pero apedreado por el resto de los niños. Lugar de origen de tus abuelos o de tus padres, pero del que te hinchas el pecho cuando hablas de él: ¡Tu pueblo!
Como de fardar va la cosa, hoy os invito a visitar mi pueblo, donde creció mi abuela, Cazalla de la Sierra, situado en la Sierra Norte de Sevilla, un lugar que todos relacionareis por su aguardiente de Cazalla, producto típico que te deja fino, fino filipino. Aunque sin duda, lo que más destaca de este pueblo es su historia y los increíbles parajes que le rodean.
Pueblo con historia
Si es verdad que todos los pueblos tienen sus historias, pero es que este fue testigo desde tiempos inmemoriales, cuando el hombre decidió asentarse junto a su familia, cosechar y tener ganadería. Hablamos de que en este territorio se asentó un poblado Neolítico, siendo bastante fácil encontrar en sus alrededores restos de estos primeros hombres.
Imaginaros si es bonito y caído “mi pueblo” que hasta el mismísimo Felipe III instalo en sus tierras su residencia de verano, a 5 km del pueblo, la Cartuja de Cazalla, en 1730. El mismo año que se celebraron las cortes allí. Haciendo que este humilde pueblo, de ahora algo más de 5000 habitantes, fuera por unos días capital del reino.
Solo con eso os gano a todos vacilando y presumiendo de pueblo. Pero solo para igualaros, puedo prescindir de ese detalle y solo hablar de su arquitectura. ¿Pues cuantos pueblos podéis decir que tienen un casco antiguo? Pues el mío sí, coronado por la Iglesia de Nuestra Señora de la Consolación, donde de manera ya común en toda Andalucía, conviven estilo mudéjar, renacentista y barroco.
Naturaleza y caza en plena sierra
Algo de lo que poder disfrutar sin duda son los alrededores naturales que envuelven a Calzada de la Sierra. Si practicas senderismo tiene unos senderos increíbles con los que disfrutar y pasar un día con la mejor compañía.
Después del ejercicio es punto indiscutible recargar fuerzas en el Palacio de San Benito, un antiguo convento convertido ahora en casa rural, donde además de un estupendo alojamiento puedes disfrutar de la gastronomía típica de la zona, basada en la caza.
Si vas a mi pueblo, no olvides dar recuerdos de la pequeña de los del “Aguardiente Juanita Reina”.