Lisboa, un lugar de Champions

Futboleros y futboleras del mundo, el próximo 24 de mayo tenemos una cita importante que a buen seguro lleva meses marcada en nuestro calendario: la final de la Champions League. Pero no es una Champions cualquiera. Esta es especial. Por primera vez, dos equipos de la misma ciudad se enfrentarán en esta final. Y para darle más emoción y morbo al asunto, por primera vez se enfrentarán el Real Madrid y el Atlético de Madrid en una final que será histórica.

El escenario elegido para tan señalado encuentro será el estadio Da Luz, en la capital portuguesa, Lisboa. Hasta allí se desplazarán los miles de afortunados que logren hacerse con una de las cotizadas entradas, pero también miles de personas que buscan disfrutar del futbol de primera mano en las calles de la ciudad, y que ven en esta cita deportiva una oportunidad única para conocer la capital portuguesa.

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Ruta de los valles Pasiegos en Cantabria

Englobada en los altos de los ríos Pas, Pisueña y Miera y formada por los valles de Toranzano, Carriedo, Cayón y Pas, encontramos uno de los mejores sitios que la naturaleza nos puede regalar, los Valles Pasiegos en Cantabria.

Este hermoso lugar regala al excursionista una gran variedad de rincones que no pasan desapercibidos a nuestros sentidos, donde sus espacios naturales protegidos de gran hermosura nos transportan a un mundo de grandeza.

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En la región de Cantabria siempre encontraremos paisajes idílicos, gracias a sus tierras y climas, siendo los Valles Pasiegos uno de los más impresionantes, están formados por trece comarcas que son Castañeda, Corveza de Taranzano, Luena, Puente Viesgo, San Pedro del Romeral, San Roque de Riomiera, Santa María de Cayón, Santiurde de Toranzano, Saro, Selaya, Vega de Pas, Villacarriedo y Villafufre, cada una de ellas con su valor histórico.

Naturaleza en estado puro

Si te gusta vivir y experimentar la naturaleza, esta zona es ideal, ya que puedes realizar varias rutas que te encantarán y que podrán encajar en tus gustos, como practicar la escalada ya que este valle con su orografía tan agreste es inmejorable para esta práctica, también podrías practicar la bicicleta en montaña con la ruta de San Roque o senderismo en las Cumbres Pasiegas.

También podrías realizar rutas en moto como la Ruta en moto en Las Machorras; y si tu afición es la espeleología existen gran cantidad de cavidades subterráneas en esta zona donde podrías descubrir las entrañas de sus montañas y disfrutar de ellas.

No sólo hay naturaleza a raudales para poder disfrutar, estos valles tan singulares también tienen sus historias, monumentos, gastronomía, etc., donde podemos pasar unos días inolvidables, aprendiendo, degustando y disfrutando.

Una arquitectura deslumbrante

Como valor histórico, las comarcas que conforman estos Valles Pasiegos, datan muchas de ellos desde el siglo XII hasta el siglo XIX, dándonos una imagen de esplendor y buen hacer de aquellas épocas, en donde su edificios eclesiásticos, civiles y gubernamentales contienen ese estilo señorial que nos deslumbra.

Entre ellos podremos encontrar La Casona de Linares casona montañesa del siglo XVIII en Selaya, La Colegiata de Santa Ana en Castañeda de la época románica, o las iglesias parroquiales de los siglos XII y XII en Santa María de Cayón.

En esta tierra, podrás encontrar una gastronomía y hostelería que te encantará; podrás encontrar albergues o alojamientos rurales que te transportaran a una época de caballeros y doncellas y restaurantes con excelentes gustos y diversidad en comida tradicional y regional.

Aprovecha  y disfruta este valle: te encantara.

Camino Francés: Hontanas- Boadilla del camino

Tras hacer noche en Hontanas, un pueblo de lo más sencillo del interior, cuyos vecinos son muy acogedores, salgo del albergue con mi mochila a cuestas y como, cada día, con una gran ilusión por visitar lugares.

Nada más salir de Hontanas, cruzo la carretera de Castrojeriz y continúo por pistas de tierra sobre una media hora, hasta salir a la misma carretera, siempre por la derecha. Seis kilómetros después de salir,  me encuentro con el Convento de San Antón, del siglo XV y, hoy por hoy, casi en ruinas. Tras pasar bajo el arco gótico, sigo por la carretera, unos cuatro kilómetros, hasta Castrojeriz.

Como ya empiezan a pesar los kilómetros, decido tomarme un respiro en la localidad burgalesa, cuyo origen proviene de tiempos de los romanos y cuyo riquísimo patrimonio se encuentra, todo hay que decirlo, un tanto abandonado. Me han recomendad que no deje de visitar la Colegiata de la Virgen del Manzano, La iglesia de San Juan y la iglesia parroquial de Santo Domingo. Tras hacerlo, y con otro recuerdo imborrable en la retina, reemprendo la ruta.

Disfrutando del paisaje

Apenas salgo de la población, me topo con la subida a la Sierra de Mostelares. No es muy larga, pero se hace dura, más aun tiendo en cuenta que he de usar una pista llena de piedras. Ya arriba, disfruto de una vista espectacular y, casi con pena, inicio un descenso, pronunciado al principio, pero que se suaviza según avanzo.

Es pronto para retirarse a un albergue y aún estoy fresco, de modo que dejo Itero del Castillo y su albergue a un lado, como a un kilómetro, y consumo otros nueve kilómetros hasta la Ermita de San Nicolás de Puente Fitero, hospital de peregrinos desde hace ocho siglos. Cruzo el Pisuerga, dejando atrás la provincia de Burgos y adentrándome en Palencia.

En tierras palentinas

Pasado el puente, giro a la derecha por una pista de tierra que me lleva a Itero de la Vega, un conjunto monumental de más de dos milenios que me sobrecoge al pensar que piso la tierra que holló la Legio VII Gemina. Uf.

Agua. Aliento. Comida. Adelante. Subo por una pista agrícola y, tras unos kilómetros, se vislumbra Boadilla del Camino.

El fin de la etapa

Una vez aquí, resisto la tentación de retirare inmediatamente al refugio y pregunto a los vecinos sobre la localidad, nacida de la repoblación cristiana del siglo IX y con dos monumentos que destacan sobre todos los demás: el rollo de justicia, propiedad del Ayuntamiento desde los años 60 y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de los siglos XVI y XVII.

Los propios vecinos, amabilísimos, me indican donde está el albergue, por lo demás muy fácil de localizar, habida cuenta de lo pequeño de Boadilla. Por tres euros y sin necesidad de reservar tengo refugio. No ha sido un día demasiado duro. A ver cómo es mañana.