Yo estuve en Cancún y regresé para contártelo VII: cenotes

Hoy os voy a hablar de los cenotes, una formación natural espectacular que no podéis dejar de visitar si estáis en Cancún. Cenote proviene de la voz maya dz’onot, tzonot o Ts’ono’ot que significa «caverna con agua»; son grutas y cavernas naturales formadas por la filtración del agua de lluvia y las corrientes subterráneas. Continuar leyendo «Yo estuve en Cancún y regresé para contártelo VII: cenotes»

Camino Francés: Hontanas- Boadilla del camino

Tras hacer noche en Hontanas, un pueblo de lo más sencillo del interior, cuyos vecinos son muy acogedores, salgo del albergue con mi mochila a cuestas y como, cada día, con una gran ilusión por visitar lugares.

Nada más salir de Hontanas, cruzo la carretera de Castrojeriz y continúo por pistas de tierra sobre una media hora, hasta salir a la misma carretera, siempre por la derecha. Seis kilómetros después de salir,  me encuentro con el Convento de San Antón, del siglo XV y, hoy por hoy, casi en ruinas. Tras pasar bajo el arco gótico, sigo por la carretera, unos cuatro kilómetros, hasta Castrojeriz.

Como ya empiezan a pesar los kilómetros, decido tomarme un respiro en la localidad burgalesa, cuyo origen proviene de tiempos de los romanos y cuyo riquísimo patrimonio se encuentra, todo hay que decirlo, un tanto abandonado. Me han recomendad que no deje de visitar la Colegiata de la Virgen del Manzano, La iglesia de San Juan y la iglesia parroquial de Santo Domingo. Tras hacerlo, y con otro recuerdo imborrable en la retina, reemprendo la ruta.

Disfrutando del paisaje

Apenas salgo de la población, me topo con la subida a la Sierra de Mostelares. No es muy larga, pero se hace dura, más aun tiendo en cuenta que he de usar una pista llena de piedras. Ya arriba, disfruto de una vista espectacular y, casi con pena, inicio un descenso, pronunciado al principio, pero que se suaviza según avanzo.

Es pronto para retirarse a un albergue y aún estoy fresco, de modo que dejo Itero del Castillo y su albergue a un lado, como a un kilómetro, y consumo otros nueve kilómetros hasta la Ermita de San Nicolás de Puente Fitero, hospital de peregrinos desde hace ocho siglos. Cruzo el Pisuerga, dejando atrás la provincia de Burgos y adentrándome en Palencia.

En tierras palentinas

Pasado el puente, giro a la derecha por una pista de tierra que me lleva a Itero de la Vega, un conjunto monumental de más de dos milenios que me sobrecoge al pensar que piso la tierra que holló la Legio VII Gemina. Uf.

Agua. Aliento. Comida. Adelante. Subo por una pista agrícola y, tras unos kilómetros, se vislumbra Boadilla del Camino.

El fin de la etapa

Una vez aquí, resisto la tentación de retirare inmediatamente al refugio y pregunto a los vecinos sobre la localidad, nacida de la repoblación cristiana del siglo IX y con dos monumentos que destacan sobre todos los demás: el rollo de justicia, propiedad del Ayuntamiento desde los años 60 y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de los siglos XVI y XVII.

Los propios vecinos, amabilísimos, me indican donde está el albergue, por lo demás muy fácil de localizar, habida cuenta de lo pequeño de Boadilla. Por tres euros y sin necesidad de reservar tengo refugio. No ha sido un día demasiado duro. A ver cómo es mañana.

Pueblos con leyendas (III): Lugares ¿imaginarios?

No podía faltar en esta breve relación de lugares mágicos referencia a sitios que quizás jamás han existido, o quizás se han borrado con el paso del tiempo, pero que continúan vivos en las leyendas populares y en la imaginación de la gente. ¿Sospechabais que en España tenemos nuestra particular Atlántida?

La octava isla Canaria: San Borondón

Es probable que si no eres canario o muy aficionado a las leyendas no hayas oído hablar jamás de esta isla. La leyenda la sitúa al oeste de Palma y durante mucho tiempo su existencia era tan incuestionable que cuándo España y Portugal se repartieron las tierras del Atlántico, fue incluida en la relación como isla propiedad de España.

Hay muchas versiones de quién la descubrió en origen, pero quizás la más difundida sea una leyenda irlandesa sobre un monje, San Brendan, que durante un viaje por  la zona de las Canarias llegó a una isla llena de vegetación y grandes árboles. Desembarcaron y celebraron una misa cuándo de repente la tierra comenzó a desplazarse. Asustados volvieron a la barca y comprobaron que no era tierra, sino un gigantesco animal marino.

Por este motivo se le conoce también como la isla ballena. De San Brendan procedería su nombre San Borondón, por una degeneración del mismo.

Se cuenta que muchos marineros y pescadores la han visto y cuándo se acercan, la isla se cubre de una densa niebla y desaparece ante sus asustados ojos, no quedando rastro alguno de la misma cuándo se disipan las nubes.

La laguna de Vacaras

No se sabe si esta laguna puede ser alguna de las que realmente existen en Sierra Nevada, cerca del pico Veleta. Las referencias de la leyenda son vagas y no se sabe si la laguna pudo haber desaparecido o actualmente haber cambiado la forma. Sea como sea, ahí está la leyenda.

Y se dice que un pastor que estaba con el rebaño caminaba hacia las orillas de la laguna cuándo de repente escuchó voces y se escondió. Dos hombres con vestimentas de alta alcurnia discutían al borde del agua y lanzaban las redes a sus aguas. De cada vez que arrojaban la red, esta volvía con un caballo en su interior. Pero en los dos primeros casos no parecía satisfacer a los misteriosos personajes.

Finalmente un caballo blanco y hermoso salió de las aguas atrapado en la red. Tras susurrarle al oído unas palabras que la bestia pareció entender, subieron sobre el y éste comenzó a ascender al cielo sin parecer notar la carga de ambos. Muchos intentaron pescar caballos en sus aguas, más no volvieron a lograrlo.