Supongo que igual que todos los siempre que tenemos en mente visitar un lugar o hacer una escapada y buscamos hoteles, empiezo buscando los más asequibles en cuanto a calidad precio. Esto casi siempre es porque no nos interesa tanto el dónde alojarnos como el dónde comer o qué lugares visitar. Algo que en mi opinión hay veces que deberíamos cuestionarnos.
Muchas veces a la vez que planeo un viaje me gusta buscar imágenes de los hoteles más temáticos de cada ciudad. Esto mismo me pasó cuando visité hace dos años la ciudad de Cuenca. Ya que me imaginaba que dentro de ese casco antiguo tan rico debería estar escondido un hotel en cualquier edificio que antes estuviera destinado a otro fin.
Y no hace falta, la verdad, pues si alguna vez habéis paseado por Cuenca, muy próxima a la catedral, ya que sus puertas siempre están abiertas, está el Hotel Convento de Giraldo****. Algo que aunque no os pudierais permitir, merece la pena echar un vistazo.
Muros que invitan a algo más que la meditación
Este hotel con vistas sobre la Hoz del Huéscar se ha convertido en todo un referente hotelero de la ciudad de Cuenca. A la vez que un gran ejemplo de rehabilitación de edificios que aunque sean de carácter privado, forman parte del patrimonio e historia de la ciudad Manchega. Un ejemplo que también podemos ver en la rehabilitación para fines hoteleros, como lo son La Cueva del Fraile*** (Siglo XVI) y Leonor de Aquitania*** (Siglo XVIII)
Este es el caso de este antiguo convento, que recibe el nombre de Giraldo a causa de la Torre del Giraldo, que era un elemento que formaba parte del recinto catedrático.
Construido por la familia Martínez Kleiser en el siglo XVII, el cual abandonó su carácter privado cuando la familia donó esta propiedad para que se convirtiera en le Casa Fundacional de la Congregación de las Madres Celadoras.
Historia y confort viven tras los muros de piedra
Al empezar la rehabilitación íntegra para el hotel, siempre se tuvo claro que debía conservar todo su esplendor y esencia que evoca a la época de la que es fruto esta construcción, pero también se intentó dar un ambiente decorativo moderno, siempre con elementos recuperados de la época, de tal forma que ambos estilos puedan convivir, sorprender y, como no podía ser de otra forma en un hotel, darnos el confort necesario en nuestra estancia.
Este hotel de 4 estrellas, posee un total de 34 habitaciones, el restaurante El Aljibe (antiguamente era el invernadero del convento) y una cafetería donde poder tomar algo y disfrutar de una moderna decoración con un cierto aire bohemio, que lo consigue el estar situados al lado de una fuente de estilo medieval.
No me digáis que no es para pensárselo.