De Donostia a Iruña

Cuando era más joven trabajé algunas temporadas como camarero en lo que se suele llamar “el Norte”, aunque no sea ni la zona más septentrional de España ni sea el único norte español. En aquel tiempo ya hacía con cierta frecuencia este recorrido del que voy a hablaros ahora. Sin duda mis referencias no son las únicas válidas, muchas incluso habrán desaparecido, pero continúa habiendo mucho que ver y hacer.

Supongamos que nuestro punto de partida es Donostia o San Sebastián, una de las ciudades más bonitas de la península, y donde bien podemos pasar dos días entre La Concha y Zurriola, el Igeldo y el Urgull, el Kursaal y el Peine de los Vientos. Quien no ha estado en Donosti no sabe lo que se pierde. Recuerdo un bar bueno y barato junto a la estación de autobuses, yendo hacia el centro; pero no el nombre.

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Menorca, un paraíso de Maó a Ciutadella (I)

Esta maravillosa isla es nada menos reserva de la biosfera, gracias a la magnífica integración que se lleva a cabo en cuanto al consumo de recursos, el cuidado del patrimonio natural y cultural y el desarrollo de una actividad económica que procura ser sostenible.

Y no es para menos, porque de punta a punta de la isla descubrimos lugares llenos de encanto. Desde pueblecitos de pescadores a playas salvajes en pequeñas calas. Además, Menorca rebosa historia y cultura por los cuatro costados.

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De visita por Tarragona!!

Tarragona se sitúa al sur de Cataluña. Es la capital de la provincia con su mismo nombre.

Su población es de unos 130.000 habitantes, y está en la costa Dorada. Las aguas cálidas del Mediterráneo en dicha costa la han convertido en un destino turístico muy deseado, aunque en los últimos años se está intentando mejorar la imagen de la provincia evitando ciertos tipos de turismo.

Visitas culturales:

La ciudad de Tarraco tiene mucha historia. La fundaron los romanos, y la convirtieron en capital. Debido a la gran importancia que tenia, se construyeron muchos monumentos que hoy en día se conservan de gran importancia arqueológica. Se pueden visitar y se ve la historia reflectada en todos ellos.

El más conocido de estos monumentos es el anfiteatro, que se construyo para que acudieran, además de los ciudadanos de la ciudad, la gente de los alrededores.  Es del siglo segundo después de Cristo aunque sufrió varias modificaciones posteriormente.

El acueducto, también diseñado y construido por los romanos un siglo antes que el anfiteatro, es espectacular. Se conserva solo un tramo del segundo que se hizo, que media 15km. Dicho trozo mide unos 215 metros de largo y tiene una altura de 26 metros.

Adentrándose en la ciudad se puede ver la muralla. Está en el casco antiguo y queda un km en pie, con la puerta original. Como todos los monumentos que hay en Tarragona importantes es Patrimonio de la Humanidad.

A las afueras de Tarraco se sitúa la Torre de los Escipiones, que con la Torre Ciega, en Pontevedra, y la de San José, en Alicante, tienen el titulo de las tres Torres funerarias más bien conservadas de la Península.

Además, también hay más elementos históricos interesantes de visitar, como el circo, los Fórums, el arco de Barà, que marcaba el camino por la vía principal y el puente del Diablo y muchos más si nos interesa el tema.

Ocio

La costa Dorada alberga muchas actividades. Hay un muy conocido parque Temático llamado Port Aventura.

A pesar de tener menos de 20 años de historia recibe unos 4 millones de visitas anuales, siendo el más visitado de España.

La visita a dicho parque es larga, necesitaremos un día como mínimo y es muy grande, puesto que se ha ido ampliando durante los años.

Las playas de la costa Dorada son muy conocidas, por ejemplo Salou es un destino muy elegido.

Hay 160 quilómetros de costa para elegir, y las aguas son cálidas y limpias en la mayoría de sitios.

Gastronomía

No se especializan en un solo tipo de comida, se puede comer pescado, carne, arroces…

Una salsa que se suele servir junto a carnes o parrilladas es el romesco. Tiene un color más o menos naranja marronoso.

En invierno y primavera, existe la posibilidad de degustar los calçots. Son un tipo de cebolla alargada dulce, acompañada con romesco y carne de segundo.

En la zona del Ebro el arroz es extremadamente importante, siendo la principal actividad económica del Delta.

Espacios Naturales

El Delta del Ebro, un Parque Natural protegido, tiene una superficie de 320km2. Es un hábitat muy importante por las numerosas especies que lo habitan.

Se formó gracias al rio Ebro, aunque actualmente hay muchas campañas para intentar salvar, en la medida de lo posible el delta en sí, que está decreciendo y protegerlo de varias especies invasoras que ponen en peligro el ecosistema, como el siluro y el caracol manzana.

Es mucho más grande de lo que parece, siendo el tercer delta más grande del Mediterráneo.

A parte de visitar el parque natural, ideal para hacer en bici, las rusticas poblaciones que lo rodean son un buen lugar para descansar un rato y comer.

En muchos sitios a lo largo del delta podremos comprar productos típicos de la zona.

Alojamiento

Aunque podremos encontrar interesantes hoteles de mucha categoría, apartamentos y todo lo que queramos es muy interesante pasar alguna noche en algún sitio rural pequeño, que aparte de resultar muy cómodo, proporciona una gran tranquilidad, puesto que la mayoría son masías muy antiguas reformadas, de anchas paredes que conservan una agradable temperatura dirigidas por una amable familia. Los precios no son para nada caros normalmente, aunque hay excepciones.

Evidentemente es tan solo una opción, cada uno deberá elegir dentro de sus gustos o posibilidades.

De visita en esta interesante provincia no nos faltara la buena comida, alojamiento y visitas, si aun no has estado es una buena idea plantearse una visita, que no sea muy corta debido al gran numero de cosas a ver.

Es importante planear la visita y hacer las reservas pertinentes, puesto que en temporada alta es muy frecuente encontrar muchos sitios llenos.

Como podeis ver Tarragona nos ofrece grandes lugares y paisajes que podemos descubrir solos o bien acompañados de la familia, con un gran parque temático como es Port Aventura, y ya que estais allí visitad las playas de Salou, y sobretodo disfrutad!!

Los castillos más espectaculares de España (segunda parte)

Decíamos para terminar el primer artículo de esta serie que íbamos a viajar, para conocer muy someramente los castillos que jalonan la geografía española, de Extremadura a Aragón. Y así va a ser: nos vamos del pacense castillo de Alburquerque a Huesca.

Lo que no te habíamos contado (algo teníamos que guardarnos para sorprenderte) es que vamos a hacer escala en el castillo, probablemente, mejor conservado de Europa. Una vez lo conozcamos, visitaremos una fortaleza de planta circular. Vamos por orden:

Loarre: de película

El primer lugar que hoy vamos a visitar es el oscense castillo de Loarre. De estilo románico, es, como ya te hemos dicho, posiblemente, el mejor conservado de Europa. Su construcción data del siglo XI y se encuentra sobre la sierra de Loarre. Desde él se dominan muchos kilómetros de la llanura de la Hoya de Huesca.

Fue Sancho III quien ordenó su construcción para organizar desde allí las incursiones contra los territorios musulmanes de Bolea. A día de hoy se ha convertido en escenario de rodaje de una buena cantidad de películas.

El castillo de Bellver: espectacular en un entorno espectacular

Prometíamos al principio de este artículo rendir visita a un castillo de planta circular. Sea. Pero es que otra de sus particularidades es que se encuentra en una isla. Concretamente, hablamos de Palma de Mallorca. Es el castillo de Bellver.

Es muy probable que la imagen de esta fortaleza te suene mucho, habida cuenta de que es una de las más conocidas de cuantas se encuentran en tierras españolas, así como una de las más visitadas en su colina de 140 metros de altura.

Ya desde la base de la construcción podemos acceder a unas vistas espectaculares, pero desde el adarve es maravilloso contemplar la bahía y la ciudad, bella se mire desde donde se mire, de Palma de Mallorca.

Un lugar histórico

Bellver se construyó en los primeros años del siglo XIV y desde el siglo XVIII hasta principios del siglo pasado funcionó como prisión militar, conocida como la prisión de la Olla. El castillo resulta, en todo caso, una visión espectacular, difícil de olvidar, como lo es todo su entorno.

Una vez rendida la visita a estas construcciones, nos retiramos de nuevo a reposar nuestros huesos, no sin antes planificar la próxima etapa del viaje entre castillos. En el próximo capítulo nos iremos hasta tierras de Castilla y a otro que nos va a remitir a la comunidad foral de Navarra.

El Fonoll, paraíso naturista

El Fonoll está situado en la provincia de Tarragona y es el único pueblo totalmente naturista que existe en España. El pueblo llevaba completamente abandonado más de sesenta años  y hace un lustro que Emili Vives decidió crear un paraíso naturista en una gran finca del lugar que compró para realizar un proyecto que era el sueño de su vida.

La mayoría de las personas acuden a pasar fines de semana y vacaciones de verano ya que queda bastante apartado de la civilización y no es muy viable para vivir durante todo el año para la mayoría, pues obligaría a largos desplazamientos por una carretera llena de curvas para acudir a los núcleos urbanos más cercanos.

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Lugo es mucho más que sus murallas

Cuándo hablamos de Lugo lo primero que a todos nos viene a la cabeza es su famosa muralla romana, la única en todo el mundo que aun tiene todo su perímetro y que es posible recorrer a pie diecisiete siglos después de su construcción. Si realizamos este paseo podremos observar la ciudad desde la altura y tener una impresión general de la que es al capital de provincia más antigua de Galicia.

Pero además de su muralla Lugo conserva muchos edificios de gran belleza arquitectónica, a pesar de que, como tantas ciudades, ha sufrido auténticos atentados contra su patrimonio artístico, algunos dolorosamente recientes como fue la destrucción de los restos de la vía romana, hace unos veinte años.

¿Qué visitar?

Perderse por el casco histórico de Lugo es toda una experiencia. Visitar la plaza del ayuntamiento, dónde aún quedan algunas de las pequeñas casas que constituyeron originalmente la plaza y en dónde se puede ver el edificio consistorial, con una fachada muy representativa del barroco gallego. La torre del Reloj se añadió en el 1873.

Muy cerca tenemos la plaza de Santa María, dónde se encuentra la catedral de Lugo, que se terminó de construir en el siglo XIII y que combina una planta románica con otros elementos típicos ya del barroco. En esta catedral tenemos cinco capillas, entre ellas la dedicada a San Froilán, el patrón de la ciudad.

Frente a la catedral, en la misma plaza,se encuentra el Palacio Episcopal, del siglo XVIII que aprovechó para su construcción partes de un antiguo palacio gótico que había sido destruido por un incendio.

Otros puntos de interés son las termas romanas, situadas fuera de las murallas, a menos de un kilómetro y que conservan baños romanos del siglo II.

Y si te cansas de caminar, para a coger fuerzas

En el centro de Lugo hay varias zonas para ir de vinos y tapas, las más famosas son la Rúa Nova (Calle Nueva) y la Praza do Campo (Plaza del Campo) dónde se puede tomar el famoso “pulpo á feira” pero también un sinfín de tapas y pinchos que tienen como base cualquier parte que te imagines del cerdo: morro y oreja son dos de las tapas más características.

El cinco de octubre se celebra San Froilán y es el día grande de unas fiestas patronales con fama en toda Galicia y que atraen a multitud de personas dispuestas a despedir a lo grande la temporada de verbenas hasta el siguiente verano.

Por qué no uso el tren

Aparte de que en los desplazamientos de menos de doscientos kilómetros, por disponibilidad horaria, suelo usar el coche y en aquéllos de más de cuatrocientos en los que ya he visto el paisaje una buena cantidad de veces prefiero el avión para llegar cuanto antes, he dejado de usar el tren por hastío y cierta pena.

Mientras tuve entre catorce y, más o menos, veinte años, siempre que tenía que desplazarme y la vía férrea me dejaba en un lugar más o menos a mano de a donde iba, usaba el tren. Me gustaba.

Era un placer levantarse y pasear sin que nadie se molestara, incluso sonriendo y recibiendo sonrisas de algunos de los habituales del trayecto. Era un placer entablar conversación con cualquier desconocido e intercambiarse las direcciones (postales) al cabo de unas horas de trayecto, cuando uno de los dos, con cierta pena, llegaba su destino. Era un placer. Lo era.

Los tiempos… ¿evolucionan?

Hoy no: quien no está ocupado haciendo nada con su Tablet lo está escuchando música a través de los cascos de su iPod, iPad o iDiota. Se te sientas al lado de alguien, parece que esa persona te mira con desconfianza o se siente invadida en su espacio personal. Y si te das un paseo, parece que estás tramando algo.

O puede que con los años me haya vuelto un paranoico. No lo sé.

El caso es que la evolución de los viajes en tren me ha hecho pensar cómo ha evolucionado nuestra sociedad. Y, al menos yo, diviso algún que otro paralelismo. Para empezar, en ambos casos la evolución tecnológica nos ha hecho ganar mucho tiempo… para que podamos estar más ocupados, por ejemplo.

Un tren, una sociedad

Y, dentro del tren, la actitud que he descrito (palabrita del Niño Jesús, por éstas que son cruces, mua, mua que he experimentado cuanto aquí cuento) no es muy diferente a la que vemos en cualquier lugar, donde la tecnología sustituye al cerebro, donde mi música, mi vídeo, mi juego, mi onanismo mental se priman ante una sana convivencia, una charla amable y un intercambio de ideas y valores.

Algún día, cuando esté de humor, me extenderé más en lo que eran o en lo que son los viajes en tren: hoy sólo quería dar apenas unas pinceladas del ayer y del hoy. Obviamente, es mi percepción, tan certera o tan errada como puede ser la de un individuo sólo.

Y, si mientras leías esto te, has sentido ofendido en algo, aparte de haber logrado uno de mis objetivos, te recomiendo que te pongas los cascos y te centres en el jueguecito que llevasen el móvil, no sea que el de al lado te salude.

Reservas naturales canarias en peligro

Canarias es un paraíso por el clima benigno que hay durante todo el año y permite disfrutar del océano atlántico que baña sus costas. Los turistas viajan a Fuerteventura para pasear por las playas de fina arena que se extienden bajo el sol hasta donde alcanza la vista, o a Lanzarote para bañarse en playas de arena volcánica y acantilados formados por la violenta erupción de los volcanes que hay en la isla. Continuar leyendo «Reservas naturales canarias en peligro»

Camino francés: Molinaseca-Vega de Valcarce (etapa doble)

El despertador es un sonido apenas entreoído que, sin embargo, consigue despertarme. Mientras desayuno -fuerte, con hambre de auténtico lobo- consulto la previsión del tiempo. Para hoy, bajan las temperaturas, de modo que, y aprovechando lo llano del trayecto, decido unir de nuevo dos etapas.

Según lo pienso, me suena a un esfuerzo sobrehumano, pero ya me quedan muy pocas etapas llanas, de modo que voy a aprovecharlas.

Salgo de Molinaseca hacia Ponferrada, ciudad de la que se han escrito libros, cuyos rincones conozco –muchos de ellos, más de lo recomendable- y de la que estoy tan enamorado que no necesito siquiera abrir los ojos para reconocer el camino por el que la cruzo. Eso sí: no me resisto a acercarme por el castillo del Temple, en la parte baja de la ciudad, asociado a muchos y muy buenos recuerdos.

Encandilado por una de las comarcas más bellas de España

Bien señalizado, sigo el Camino hacia Columbrianos, dejando el ayuntamiento a la izquierda y cruzando el Sil. Desde aquí, encaro la senda que me va a dejar en Camponaraya, unos once kilómetros más allá. Por suerte, el Camino Real tiende a ser llano, con pequeñas lomas aquí y allá.

Desde aquí, y tras descansar unos minutos y apurar una cerveza (me apetecía, qué le vamos a hacer), arranco hacia Cacabelos, fin de la etapa tradicional pero ecuador de la mía. Tras cuatro horas y pico, de nuevo me tienta respetar la tradición y quedarme en el kilómetro veinticinco. En lugar de ello, me doy un chapuzón rápido en el río Cúa y me calzo de nuevo para afrontar los nueve kilómetros de relieve irregular hasta Villafranca del Bierzo.

Belleza y dolor

Los calambres se hacen presentes apenas comienzo la subida, suave, en líneas generales, hacia Trabadelo, de modo que debo detenerme, buscando una sombra y, tras unos estiramientos y comerme un plátano, calculo cuánto me queda y qué me supondría volver a la bella Villafranca.

Pero retroceder ese kilómetro  pico, sería un golpe enorme para una moral que, por tramos, es lo único que hace que las piernas se muevan de la forma correcta y en dirección al ansiado Campo de Estrellas. Adelante, por más que falten quince kilómetros para acabar la segunda parte de la etapa.

Golpe a golpe, verso a verso

Cuando empecé esta aventura, hace casi un mes, sabía que iba a disfrutar y a sufrir a partes iguales. En estos momentos, toca lo segundo, de modo que ni siquiera soy capaz de apreciar la belleza y buena acogida de Trabadelo, a seis kilómetros de la meta. Aquí, entro a comer en un restaurante. Tengo que comer fuerte, pues, aunque estoy cerca del final de la etapa, cada músculo de mi cuerpo está sacando la bandera blanca.

Un paso. Otro. No transcurren los kilómetros sino ya los metros. El sobreesfuerzo me ha provocado un fuerte pinchazo en la pierna derecha, de forma que, en cuanto dejo la mochila en el albergue de Vega de  Valcarce, me ducho, me aplico una crema de calor medio y examino la próxima etapa.

No va a ir más allá de los treintaitrés kilómetros, visto que mañana sí que va apretar el sol y visto, sobre todo que he de afrontar la temible subida de O Cebreiro. Con todo, voy a entrar en Galicia hecho un verdadero cromo.

En fin, a dormir, y a ver si mañana alcanzo Trascastela.

Achilipurdistán del Sur

Yo estaba convencido de que ya no quedaba gente así entre el famoseo y la jet set. Una tipejuela, más pija que las manchas de Snoopy –no me preguntes quién es: de las vidas ajenas me entero lo justo- “de viaje solidario”.

Yo creía que esos viajes en los que las famosas se retratan rodeadas de negritos o, como es el caso, chinitos eran cosa de los Noventa. Y ya casposas para la época. La mujer en cuestión, llamémosla… “Señora Famósez” parece ser que ha viajado hasta un país asiático para llevarle el cariño  la solidaridad de Occidente –esfuerzos he de hacer para contener las carcajadas-.

the other side

Y ha posado para las fotos, claro: en una, rodeada de niños, con una frondosa selva de fondo, una sonrisa Profidén más falsa que un billete de quince con setenta y un modelito de color lavanda, ligerito, como el texto que acompaña a las fotos (¿cómo se puede contar la visita a un país en apenas cien palabras?).

Fuera de lugar

En otro posado, viste unos pantalones caqui, con chaqueta de camuflaje y salacot del tipo Coronel Mandioca. Y en un tercero, esto ya es el delirio, la Señora Famósez lleva unos zapatos de tacón más aptos para una fiesta de Ferrero Rocher que para medio enterrarse en mitad de un claro de la selva.

Claro que lo que ya es el absurdo por el absurdo llega cuando leemos los pies de foto con supuestas declaraciones de esta analfabeta con balcones a la calle: “Visitar Achilipurdistán del Sur es una experiencia muy positiva para darnos cuenta de lo que es pasar hambre”. Vaya. Habrás pasado mucha con todo el equipo y equipaje que te has llevado.

Nepal - Changu Narayan

Viajar con los ojos cerrados

Otra, simplemente incalificable: “Se nota que ha sido un país en guerra: está todo en ruinas y la gente está muy triste”. Pero vamos a ver, solidaria de postal: ¿no se te ha ocurrido que las bombas y los disparos destruyen los edificios y hacer pupita a quien está dentro? ¿No te has parado a pensar (no, claro: ¿Pensar? ¿Tú?) que, quien más quien menos, ha perdido a alguien en un acto que nos sitúa  por debajo del peor de los animales, como es la guerra?

Sin embargo, la buena señora no ha caído en que en ese país se fabrica un queso extraordinario, un aceite de paladar inenarrable y que, además, pueden visitarse varios templos milenarios. No, claro: no ha caído porque el viaje se lo ha pagado, junto con un jugoso extra, la revista “¡Hala!”, interesada sólo en las fotos de la mujercilla ésta.

El día que le pague el consorcio turístico de Achilipurdistán del Sur, tal vez la veamos ordeñando una cabra, sonriendo ante un olivo o diciendo que rezar en esos templos es casi una experiencia religiosa. En fin.